LA UTILIDAD Y EL PLACER

 

La vida ha hecho que lo útil se fortaleciera con lo placentero.

 

A lo útil, -aquello que es necesario para vivir-, había que hacerlo además placentero, para que fuera más atrayente y de ese modo asentar y desarrolla más la vida y sus necesidades. 

El placer por sí mismo no busca la utilidad. 

Busca su satisfacción, su disfrute. 

Lo útil sí busca el placer. Lo útil, antes que nada, ha de satisfacer. Si no satisface puede ser una tortura. Antes de dar una utilidad a algo, hemos de sentirlo y disfrutarlo, esa sensación o información nos dice si es agradable o no.

Antes de la utilidad está la sensación y el placer.  Si es agradable, es placentero, es bueno, es útil, en caso contrario, no. 

Si no es bueno no es útil y es displacentero.

En el acto de mamar está la utilidad y el placer. En todas las funciones del mamar siempre está el placer por delante de la utilidad. Comer, besar, hablar….

Pero hay muchas cosas que no parecen tener utilidad, -y tampoco se encuentra el placer en ellas. Y sin embargo, son útiles y placenteras.

En mis clases de movimiento, muchos alumnos, muchas veces me preguntaban: ¿y esto para qué sirve? Y yo intentaba explicarles para qué servía aquel ejercicio. Además de su utilidad física, que era lo que a ellos más interesaba, les explicaba que servía para desarrollar las conexiones neuronales, -y no padecer Alzheimer, por ejemplo- y para disfrutar de la vida leyendo, y accediendo a otras actividades culturales que a la vez que producen placer, siguen desarrollando conexiones neuronales, y prevenir enfermedades degenerativas. Entonces lo entendían.

Hoy día la degeneración humana va a lo llamado "útil" de una manera compulsiva, mecánica. 

Hoy día, en los seres humanos se busca más la utilidad que el placer, aunque lo llamado útil sea desagradable, incluso doloroso.

Se come una cosa o la otra, no porque produzca placer, sino porque contiene aquella vitamina o la otra. No se saborea, se traga. No se come por disfrute sino para sobrevivir.

Vivir es disfrutar de la vida. Sobrevivir es soportarla desagradablemente.

Lo útil y lo placentero deben ser complementarios.