TELA
DE ARAÑA
-enredos familiares-
-enredos familiares-
Joaquín Benito Vallejo
Cuando
la esperanza es improbable la alternativa es el suicidio.
En la enmarañada tela de araña de
relaciones tejida por la familia,
su centro va a ser un nudo escurridizo
que acabará estrangulando a cada uno de sus miembros.
Si los esfuerzos por deshacernos de esos
hilos casi imperceptibles, que nos conducen a ser tragados por la araña
monstruosa, resultan vanos, el suicidio consciente o no, se presenta como
liberación. Es la única forma de romper la tela de araña.
La
política familiar tiene su fin en la destrucción del individuo, en la
destrucción de su autonomía. Los miembros de la familia llegan a ser simples
marionetas. Los hijos son meros juguetes de los padres.
El
entramado de relaciones es complejo.
La
mente, centro racional y el cuerpo, centro sensible, cuyo funcionamiento como unidad
indisoluble forman la esencia humana, son aniquilados y separados.
La
racionalidad y el sentimiento quedan destruidos.
En su
lugar aparecen el sentimentalismo y la irracionalidad regidos por mecanismos
afectivos cuyo centro podría estar situado en el corazón como ellos mismos
pretenden.
El
corazón disociado de la mente y del resto del cuerpo es el centro del chantaje,
del melodrama, de los celos, del sometimiento.
El
corazón es el centro de la tela de araña.
El
telar de su motor, aunque complejísimo en su estructura, es muy sencillo en su
funcionamiento.
Basta
con tirar de uno de los múltiples hilos para que el corazón de la marioneta que
es el hijo, se comporte como habíamos establecido.
Comportamiento
programado semi-inconscientemente por los padres para que el hijo sea y actúe
como ellos desean.
El
hijo es el juguete que los padres nunca tuvieron. La realización de su
frustración vital.
Falsa
realización que implica el aniquilamiento de los otros miembros cuyo ser
se ve dificultado y ahogado por esa red de relaciones.
Las
salidas escasas y laberínticas, angustiosas, solitarias y terribles empiezan o
terminan en la locura.
El
enterramiento es la integración, el comportamiento normal y establecido del
no-ser de la tela de araña y el corazón plañidero.
La
liberación total y única comienza por desenredar la madeja.
Es un
proceso lento que trata de desligar los hilos que nos mantienen en la tela de
araña frente a la araña voraz.
Hemos
de salir de la tela jaula sin ni siquiera llevar un hilo prendido en la
chaqueta.
No se
trata en principio de matar a la araña, sino de desenredarnos
conscientemente de sus hilos tentáculos.
La
araña familiar teje su tela en nuestro comportamiento.
Aunque
matemos a la araña la tela sigue enredada dirigiendo nuestra conducta.
En esa
conducta, nosotros somos meras arañas que seguimos confeccionando telas en las
personas con quienes nos relacionamos.
Nuestra
tela de araña ha sido confeccionada por nuestros padres, convertidos en arañas
por sus padres respectivos.
Si no
nos desembarazamos de la tela de araña y dejamos de ser arañas, seguiremos
confeccionando telas de araña.
En una
unión relacional, comunicacional, no política, no legal, el compromiso debe
estar en el máximo autónomo, libertario, existencial, que consiste en no
dejarse caer en la tela de araña propia, una vez desenredados de todas las
demás telas de arañas.
El
matrimonio político, legal, es la institucionalización de la tela de araña
creando hijos arácnidos en un ciclo permanente de telas de araña.
La
tela de araña se extenderá automáticamente hasta los antepasado de cada miembro
de la pareja con los que la pareja ya se encuentra ligada –padres políticos,
hermanos políticos, sobrinos, nietos...- perpetuándose indefinidamente y seguirán extendiéndolas en sus relaciones “políticas”.
En
este telar político todos los miembros familiares son víctimas.
Padres
e hijos dejan de ser hombres, para ser arañas.
Toda
la plusvalía afectiva capitalizada va a parar al centro institucional, al
corazón de la política, que es el estado.
El
estado es la gran araña.
Allí
es donde reside el interés de que la enorme tela no sufra ninguna fisura.
Porque
en los nudos de esa tela permanecen atadas la individualidad, la autonomía, la
libertad, de cada persona humana.
El
estado es antagónico de la individualidad.
La
realización humana basada en la potencialización de sus capacidades individuales exclusivas, en la creación y comunicación auténticas encuentra su
adversario central en el estado.
El
estado sigue hacia adelante regalando máscaras de libertad, concediendo
caritativamente reivindicaciones secundarias basadas en el bienestar económico,
pero sigue cercenando con el complot de todos los ciudadanos convertidos en
arañas, la auténtica libertad individual.
Porque
sabe que ahí reside su destrucción. En la unión de las individualidades en
lucha por su individualidad total.
El poder
económico reside en la moral, en la cultura.
Y la
base está en la reducción del ser hombre en araña.
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