martes, 31 de marzo de 2020

EL MIEDO


EL MIEDO
Joaquín Benito Vallejo


Nuestra vida está orientada en torno a las emociones, definidas éstas como las manifestaciones y expresiones sobre lo que nos causa placer o displacer.

Esta orientación se ha ido configurando en los seres vivos desde la primera célula viviente.

Se puede simplificar como ir hacia la búsqueda del placer, o huir para rechazar el displacer. Dicho de otra manera, tener precaución ante un posible peligro y aceptar aquello que nos da tranquilidad. Las emociones en definitiva se fijan en relación con preservar la vida respecto a la muerte. Lo relacionado con la vida, en principio es bueno y placentero, mientras lo relacionado con la muerte es desagradable y displacentero.

Las emociones son reflejos innatos, aprendizajes, que se han ido generando, fijando y heredando a lo largo de la evolución, como medidas de adaptación al medio entorno y de encontrarse seguros y protegidos en él.

Cada especie ha ido desarrollando la expresión propia de sus emociones de manera concreta, pero en todas las especies hay similitudes.  
Las emociones preventivas ante un posible peligro o displacer activan el sistema nervioso simpático, como un sistema de alerta y de defensa y se manifiestan corporalmente por una serie de características preparatorias para la defensa o el ataque.
Mientras que las emociones relativas al placer son registradas por el sistema nervioso parasimpático, como manifestaciones de tranquilidad y bienestar.

Las emociones no están claramente definidas. Son solamente indicadores, avisos o señales de que algo puede ser bueno o malo para la existencia. 
Por tanto, pueden ser indicadores confusos y falsos incluso. También, cada emoción puede manifestarse como algo positivo o negativo. Tienen la doble vertiente.

Dejemos claro que son solo indicadores, avisos o señales de aquello que puede ser peligroso o placentero.
Por tanto, al ser avisos, han de ser comprobados por la razón y la experiencia, y una vez visto que no encierran peligro, -o felicidad- han de ser desechados sin hacerles caso.

Una de las primeras emociones básicas es el miedo, que es el aviso de que algo puede causar daño. -negativa, por un lado, en cuanto puede asustar sin venir a cuento, pero positiva por otro, en cuanto te cuida y te previene para que no te pase nada malo-.
En contraposición está todo aquello que te anuncia el posible placer y la felicidad, -positiva en principio ya que busca el bienestar absoluto, pero también negativa en cuanto te hace estar en las nubes y no enterarte de la realidad-.

El paradigma de la felicidad es el amor que es disfrutar de la atención, el cuidado, la protección, la seguridad, el respeto, etc., de los demás y del entorno que te rodea.
El paradigma del miedo o el temor es la pérdida de todo aquello considerado bueno para la existencia, señalado anteriormente como el amor.

El miedo es simplemente el aviso de que algo te puede hacer mal y por tanto salvaguardarte de ello. 
Las diferentes especies han fijado el amplio terreno de lo desconocido como algo ante lo que hay que tener prevención. 
Como primer aspecto surge el estar alerta ante lo desconocido. 
En una segunda fase es la reaccionar ente ello.
y la tercera fase aparece la certeza de si es un peligro real o no.  

Ante el miedo se reacciona, o bien escondiéndose, huyendo o atacando, -defensa o ataque-. Cada especie ha desarrollado también su propia estrategia.

Cuando el miedo es grande, paraliza, el animal se queda quieto, escondido, se hace el muerto, etc., etc., todo para pasar desapercibido y que el temido agresor no se entere de tu existencia.

Como un instinto básico biológico, vital, las emociones están ligadas con las necesidades más primarias y todos estamos determinados por ellas.

Las emociones en general, y más el miedo, pueden ser educadas, condicionadas, manipuladas con diferentes intereses. La especie humana aprendió a manipular las emociones y necesidades básicas de los demás, en beneficio de intereses particulares.

El miedo no es libre, lo contrario a lo que se dice generalmente y oímos a todas las horas en los medios de información.
El miedo como base de nuestra propia defensa, igual que otras necesidades básicas, es lo más manipulable que hay.

A todos nos han domesticado con el miedo. Nos han metido el miedo en el cuerpo antes de que el miedo existiera realmente y ni siquiera supiéramos lo que era. –“que viene el coco, la bruja, el hombre del saco”, etc., etc. --, como algo o alguien que nos va a hacer mal, si no obedecemos, si no cumplimos las reglas, si no hacemos lo que los mayores quieren.
Antes de la agresión física, pegarnos, estaba la amenaza verbal. 
Si la amenaza no hacía efecto, se ponía en marcha el castigo físico. 
Y el miedo está muy ligado también con la religión, con el castigo divino y con la culpa, que a todos nos han inculcado.

Así, el miedo real a un peligro se convirtió en un miedo ilusorio, inexistente, pero que valía para tenernos atados y controlados. Y se ha utilizado siempre para todo tipo de planes siempre con el objetivo último de tenernos controlados y sumisos.
Repito: antes de utilizar el castigo forzoso, es mejor utilizar el miedo. Es más efectivo, más rentable, más económico porque ahorra la energía que se debería utilizar para castigar, y encubridor, en cuanto esconde que es un castigo sin parecerlo realmente. Al contrario, aparece como una prevención, un consejo, un cuidado, una atención... Y el que lo ejecuta queda desculpabilizado y además agradecido, porque creemos que nos ha salvado de un mal. 

El miedo en general paraliza, -si no se utiliza como ataque preventivo, que también se da y se ha utilizado como manipulación en ese sentido: como atacar a potenciales enemigos inventados, falsos terroristas, falsos virus, etc. -.

 Así pues, se ha utilizado como enemigo, lo desconocido, lo distinto, y esto como algo que no es seguro, y que transmite desconfianza.
En todo caso, el miedo, te mantiene alerta ante un peligro, real o imaginario, conocido o desconocido.

Y como medio preventivo ante un posible peligro, el miedo tapona e impide satisfacer las necesidades psíquicas superiores, anula los deseos, convierte los sueños en pesadillas, mata las ilusiones y las ganas de crecer y desarrollarse, todo ante un posible peligro inventado o ilusorio.

La educación de las emociones debería ser un objetivo básico de aprendizaje desde la más tierna infancia, en contra de esos aprendizajes establecidos en la escuela, que no sirven para nada.

En nuestra infancia debemos tener claras referencias de lo que es malo o bueno para nuestra existencia y la de los demás, sin engaños, sin seducciones, sin amenazas, más allá de lo que nos dice nuestro instinto.

La primera referencia es que cada uno de nosotros no somos nadie sin los demás, nos debemos a ellos, los demás no son enemigos potenciales nuestros, son colaboradores, somos colaboradores unos con otros. 
El otro, el extranjero, el desconocido, el distinto no es un enemigo, es una persona que necesita nuestro reconocimiento y apoyo, igual que nosotros de él. 
Los padres y los maestros deben ser los referentes esenciales, no por lo que dicen sino por lo que hacen. Las emociones se educan en la relación con los demás, viviendo con ellas, hablando sobre ellas claramente, exponiendo y expresando los sentimientos con claridad y empatía.

El miedo se basa en la pérdida de las necesidades básicas, en relación con la supervivencia, tener salud, comer, tener un lugar seguro -casa- tener gente que te cuide y proteja, etc., etc.

Por tanto, la manipulación sobre el miedo es amenazarte con algo que puede quitarte esas necesidades básicas.
Ante eso, ante el miedo de perder esas necesidades, nos volvemos sumisos, hacemos lo que sea para no perder esa seguridad.

La persona que ha superado el miedo ilusorio, irreal, es aquel que ha superado las necesidades básicas de una manera objetiva y racional, ha dado un paso más en su desarrollo, tiene claro que más allá de las necesidades básicas materiales, físicas, existen otras necesidades espirituales, psíquicas, relativas al ser, a la integridad como persona libre psíquica y efectivamente, relacionadas con la dignidad, la verdad, la justicia, el altruismo, no solo respecto a sí mismo sino a todos los demás. 

En nuestra educación debiera estar muy claro, las referencias reales de aquello que puede ser malo para nuestra vida, supervivencia, bienestar y aquello otro, que es ilusorio, temeroso, sin sentido

Nos educaron en el miedo: miedo a sentir, a moverse, a tocar, a hablar, a reír, a llorar, miedo a soñar, a desear, miedo a jugar, miedo al placer y al dolor, a mirar, a ver, a oír, a cantar, miedo a la lluvia, al sol, al día y a la noche, al invierno, a la primavera, a las caras, a las personas, a los animales, al bosque, miedo a la libertad. 


Una persona que se educa en la relación igualitaria con los demás, que tiene satisfechas sus necesidades básicas, que tiende por tanto a una realización superior con los demás, no puede desarrollar patológicamente ningún miedo desmedido e ilusorio. 


martes, 24 de marzo de 2020

Crónicas del burro que está dando vueltas alrededor de la noria


Crónicas del burro que está dando vueltas alrededor de la noria.


SOMOS BURROS, ESTAMOS ATADOS A UNOS APAREJOS CON ANTOJERAS PUESTAS, PARA NO VER MÁS ALLÁ DE NUESTROS HOCICOS, DANDO VUELTAS A UNA  NORIA   

(1)
 
Mantengamos nuestras rutinas, nos dicen. 
Hagamos infinidad de cosas para no aburrirnos en la noria, 
demos vueltas y más vueltas, no paremos. 
En eso consiste nuestra vida, si dejamos de dar vueltas nos morimos, o no tiene sentido nuestra vida o como se llame esto. 

¿Qué sentido tiene dar vueltas?
¿Por qué a nadie se le ocurre parar? 
Por qué se para el mundo - dicen. Porque se para la vida. - repiten. 
¿Y para que queremos estar en un mundo dando vueltas todo el día? 

Porque si nos paramos nos aburrimos, y si nos aburrimos nos morimos. 
Porque nos han puesto aquí para dar vueltas, con los ojos y los oídos taponados. 

Los burros no podemos decidir. No podemos hacer nada. ¡Somos burros!
No podemos olvidar que somos burros.

Y si a los burros nos diera por pensar, es un decir, ¿Que pensaríamos? 
Nada, es imposible.

Quizá, si dejáramos de dar vueltas, porque nos ha picado una mosca o porque el cuerpo ya no aguanta más, quizá se nos ocurriera otra cosa, se nos ocurriría pensar algo, pero podría ser peligrosa, no sé, eso dicen, porque yo solo estoy dando vueltas, y no me atrevo a parar por miedo, porque puede pasar algo, no sé lo que puede pasar, pero tengo miedo de que algo pase, algo grave podría pasar si dejara, si dejáramos de dar vueltas, si nos quitáramos las antojeras, si nos destaponáramos los oídos, por eso creo que lo mejor es seguir dando vueltas en la noria.

 (2) 

El burro va más lejos. Piensa que todos los seres del planeta somos como él,  que estamos domesticados y se nos engaña haciéndonos creer que no lo estamos, porque vivimos en cuadras modernas o porque en este encarcelamiento nos dan todo tipo de caprichos. Cuando rebuznamos nos sacan de paseo o nos llevan a la fuente o a comer al borde del camino. Para mantenernos entretenidos y contentos. Un poco embobados.  ¿pero saben los humanos, por qué rebuzno? Es mi forma de expresión, como muchos humanos que también rebuznan.

 

El burro disfruta de una empatía especial. 

Clama al cielo ¡Lloremos por los seres humanos, no dejemos de llorar, mantengamos siempre presente la comprensión y la pena para los que han sufrido y sufren sin ni siquiera ellos saberlo, esto es lo más grave, porque les quitaron lo que tenían -lo más que podían tener, la capacidad de ser ellos mismos, engañándoles con caprichitos!

Pero no ha habido solo caprichos, esto es más grave, la historia de la humanidad no fue hecha en principio con caramelos. Por el contrario, cosas terribles pasaron -y siguen pasando en muchos lugares del mundo- guerras, hambrunas, martirios, violaciones, enfermedades, trabajos forzados, vivir en pajares o pocilgas como cerdos, convertir a las personas en muñecos…, además de ser burros. 

 

Hay que conocer la historia para estremecerse. Y tenerlo siempre presente. La historia de la miseria de la humanidad empezó hace 12.000 años, con el neolítico, cuando se dijo que empezó, paradójicamente, el progreso de la humanidad y la cultura. ¿Es que para que hubiera progreso era necesaria la explotación de unos por otros? Progreso de unos -los explotadores- en perjuicio de otros -los explotados-. Eso no es progreso, eso es legalizar el robo, la explotación y la ignominia. 


Mientras exista un ser explotado en la tierra no puede haber progreso. 

Y hoy, el 90 % de la población somos explotados. No podemos olvidar esto y no podemos olvidar que esta historia comenzó hace 12.000 años, hay infinidad de pruebas de la explotación, las debemos tener escritas para que no se nos pierdan en la memoria. 


Y no podemos desprendernos de estas historias, nuestras historias, en cuanto no queramos recordarlas estamos traicionando a la humanidad y a su capacidad de resurrección. 


Nos estamos traicionando a nosotros mismos más que nos pese, traicionamos a nuestros padres que lo sufrieron primero, traicionamos a nuestros hijos por contarles mentiras y no hacerles crecer como seres humanos conscientes. Aunque no se lo contamos, nos decimos, para no hacerlos sufrir

 

Hay más historias que granos de arena en las playas, más que estrellas en el universo, más que neuronas en nuestro cerebro. 


Pero los explotadores han hecho que las historias desaparezcan, puesto que haberlas olvidado es no saber que existen. 

Esa es la auténtica y trágica historia de la explotación humana, no saber que existe y existió la explotación. Si no lo sabemos es que no ha existido. 


Aparte de hacernos perder la memoria, los explotadores han inventados muchos otros sortilegios. Al principio las heridas eran en la carne, eran muy visibles y contundentes, hoy las heridas son en el alma, no se ven tan claramente, las heridas del alma se reflejan en el rostro, pero son engañosas, dan una apariencia de beatitud tontuna, de felicidad estúpida, de alegría sin complejos, de ignorancia inocente. 


Lo peor de todo es no saber que se es tonto, es creerse listo y sabio, piensa el burro.


Si no te sientes identificado en algo de lo que digo, tú eres de quien hablo, has pasado ya a la otra orilla, vives en el limbo de los inocentes, aquellos que murieron antes de nacer y flotan en los cielos. 


Todos formamos parte de la miseria de la humanidad, unos como parte de los explotadores, los ricos, los guapos, de quienes es el reino de los cielos y el reino en la tierra, otros como parte de los explotados, de los pobres, de los andrajosos, de los feos, de los que no tienen ningún reino ni en el cielo ni en la tierra. 


/ La palabra "rico" tiene muchas connotaciones, siempre buenas: guapo, listo, agraciado, poderoso, culto, educado, elegante, limpio, etc. La palabra "pobre" tiene la significaciones contrarias: feo, penoso, desgraciado, inculto, maleducado, andrajoso, sucio, etc./  

 

Yo, burro, soy de estos últimos, caí en este lado, como la mayoría. Nos salva algo muy interno, la dignidad, y la sapiencia de lo que somos, saber lo que somos nos permite no traicionarnos a nosotros mismos ni a quienes como nosotros viven. 

 

En momentos determinados he formado parte de los explotadores. -Alguna coz que otra he dado, y rebuznos muchos y muy grandes y sonoros-.


Esta es la peor experiencia, sentir que me estaba traicionando a mí mismo y a mis compañeros y sin embargo, no poder hacer nada, dominarme la impotencia, el pavor, la desolación. Rebuzno y doy  coces porque no tengo otra forma de expresarme. ¿Cómo manifestar mi hartura y mi indignidad?

 

No quiero ser explotado ni ser explotador, pero estoy del lado de los explotados. Porque yo he sido explotado, porque he sufrido mucho, porque no quiero perder la memoria, porque hay muchas personas animales como yo, que fueron y son explotadas, y aún no se han enterado. 

 

Lo peor que le puede pasar a una persona animal, es no ser persona ni animal, no sentir que te apalean, no saber que te tienen atado a una noria, dando vueltas todos los días, que ya no se si soy el burro o la noria, o el agua que saco del pozo. A pesar de ser burro no quiero perder la memoria, entonces no sabría que soy un burro, ni que doy vueltas, ni que me pegan, no tener nada, solo la apariencia de la felicidad tontuna de burro. 


Este es el mayor logro conseguido por los explotadores, hacer que los explotados tengan apariencia de personas y además, felices. 

 

Porque con la explotación, el explotado deja de ser persona, se convierte en objeto, en cosa, incluso se han hecho tan expertos que han conseguido dar al explotado la imagen aparente de un rico, aunque esto tiene sus matices que un experto detectará siempre, los mismos ricos lo diferencian, para ellos es muy importante tener diferencias y que no se les cuele nadie de la bajeza entre los suyos.

 

En la antigüedad tenían prohibido que un pobre aparentara ser rico, después fue fácil porque el pobre no podía tener lo del rico, era imposible, problema solucionado. 

Hoy ocurre algo parecido, los pobres han intentado imitar y aparentar ser ricos, lo intentan de miles de maneras, y los ricos se acorazan en las marcas -y los precios-.

 

Hay algunas marcas que el pobre es incapaz ni de conseguir, por su extremado precio ni siquiera de imitar. 

No es que lo más caro sea lo mejor, ese es un añadido que se pone al producto, lo importante es que es caro, por lo que el pobre no puede comprarlo, eso es lo importante, lo otro es secundario. 

 

Es un logro de los ricos el que los pobres quieran imitarlos, de esa manera se establece que lo de los ricos es bueno, se añora tanto el producto de los ricos como ser ricos. 

 

Al imitar a los ricos también se les imita en su ética y su comportamiento, porque esto es realmente lo que les ha permitido ser ricos, la carencia de ética, de valores, utilizar el robo, la mentira, la corrupción como comportamientos normales incluso admirados. 

 

Y estos comportamientos son puestos en práctica por los pobres, con los de su misma clase, robar y mentir, para destacar como ricos entre los pobres.

 

Y al que no adopta estos comportamientos villanos se les llama tontos. 

De esta manera, ser honrado es similar a ser tonto. 


Y ser rico con sus comportamientos viles es considerado ser listo o inteligente. 

Ser listo o inteligente, por cierto, se considera una virtud, una de las mejores, en contra de ser bondadosos. 


Así pues, se entrena a los niños en las escuelas para ser inteligentes no para ser bondadosos. Siendo inteligente se puede ascender en la escala social, siendo bondadoso jamás. Y es más inteligente, quien mejor miente, o quien domina más recursos para engañar al otro. 


Esta es la filosofía que enseñaron al burro, mejor dicho, que aprendió el burro por su cuenta, dando vueltas alrededor de la noria.

viernes, 13 de marzo de 2020

CÍRCULOS CONCÉNTRICOS



Vivimos en círculos. Círculos concéntricos.
Círculos cerrados – Círculos abiertos – Círculos grandes – círculos estrechos

Círculos compactos opacos que impiden levemente la transpiración.

O círculos permeables que permiten al menos una leve circulación hacia afuera y hacia adentro.

Pero siempre hay lindes que impiden el camino a ciertos transeúntes.

Pero siempre hay boquetes que permiten la escapada a quien se siente preso o a quien quiere ver más luz y paisaje.

Nuestro primer círculo es la familia. 

Sus componentes principales –un padre y una madre-, han pertenecido y siguen perteneciendo a otros círculos distintos.
Así se interfieren, se cortan, se superponen, se mezclan y combinan varios círculos con contenidos imposibles de descifrar. 

Estos círculos se enlazan a su vez con cada uno de los círculos de nuestros abuelos y tíos, aunque ya sean círculos con una huella menor. Círculos que se van borrando con el tiempo o círculos antiguos que aparecen como nuevos.

Nuestro círculo primigenio nace de otros círculos, se inserta y yace bajo otros más, situados por encima envolviéndonos.
Nuestro pequeño círculo pertenece a otro círculo mayor y a otro y a otro y a otro…, casi sin fin. La familia dentro del barrio, del pueblo, de la región, de la nación, de la civilización… 

Dentro de unos hábitos, costumbres, normas, creencias, ideas, historia, fabulaciones, cuentos y mentiras.
Dentro de un estatus económico, de un modo de vida, de una forma de entender el mundo. 

El círculo más pequeño se alimenta de los círculos que le envuelven, aunque solo sea por su supervivencia.
Incluso se alimenta de otros círculos que no le pertenecen por la misma razón de la supervivencia.

Hay familias que son clanes cerrados, herméticos, con el mínimo resquicio, apertura, transparencia y permeabilidad. Costumbres y hábitos rígidos. Normas muy estrictas. Inviolables. Creencias marcadas en piedra. Son hijos de otros círculos cerrados, sellados en la roca. 

En su cerrazón han puesto su supervivencia.
Viven al lado de otros círculos, casi sin saber nada de ellos, despreciándolos a la vez que cogiendo de ellos lo que les interesa.
Viven al margen. 

Ningún círculo puede estar completamente abierto, pero tampoco completamente cerrado. Ambas formas son una amenaza para la integridad y la existencia del círculo. 

Un círculo eres tú, otro soy yo. Otro más es una ameba, otro la religión católica o cualquiera que sea, otro es una ideología, otro es un gato, otro es tu cuerpo, tu estómago, tu mente, tus emociones, otro es un banco, otro son los gitanos, otro son los ricos, otros los curas, otros los militares, otros lo mendigos, otros...

Todos y todo lo que nos rodea somos y son círculos, encerrados unos en otros, círculos pequeños que viven dentro de círculos grandes, círculos que se entrelazan, círculos que se atraen o se rechazan, círculos que se alimentan de otros y dan de comer a otros.

Tú, yo, él, cada uno un círculo concéntrico. Con miles de círculos dentro. Miles de mundos aislados peleando entre ellos. 
Mundos de luces, mundos de sombras.
De diablos y ángeles. 
De amores y odios. De razones y locuras.

Mundos irreconciliables, mundos complementarios, mundos inseparables.
En un círculo, independientemente de que sea cerrado o abierto, pueden darse migraciones de alguno de sus componentes.
Pueden darse por lógicas distintas, porque exista una libertad grande para salir o entrar o puede darse por asfixia, rebeldía, expulsión, necesidad, azar, voluntad… 

La migración en todo caso es un estímulo para crecer, cambiar, ser, ver otros mundos, conocer otras mentes, romper esquemas, o simplemente para mudarse de círculo, hacer otro distinto o vivir en otro estatus, que puede volver a ser otro círculo cerrado.
Me he ido de un círculo no para abrirme sino para encerrarme más.
Vuelve a cerrarse el círculo.
A concentrarse sobre uno mismo, sobre su clan.

Los círculos se abren accediendo a nuevos círculos. Círculos de experiencias nuevas, círculos culturales, círculos de pensamiento, círculos diversos, círculos abiertos, círculos fluidos en constante movimiento. 
Siempre abiertos los sentidos. 
Siempre abiertos.


domingo, 8 de marzo de 2020

alfa institut - movimiento, expresión, danza .: Danza tu vida

alfa institut - movimiento, expresión, danza .: Danza tu vida: DANZA TU VIDA - DANZA TU DANZA Desde que nacemos, que somos nuevos,  ya nos calzan con zapatos viejos,  nos arrullan con cuent...



La vida es danza, la danza es cuerpo.
Vamos a crear nuestra vida paso a paso, golpe a golpe, risa a risa, beso a beso.

Antes hemos de quedar limpios de la danza que llevamos dentro.
Hemos de raspar de nuestra piel la costumbre y la rutina.
Borrar las fórmulas hechas.
Despojarnos de la vida trazada por otros.
Vamos a aprender otra danza nueva.

Otra vida nueva. Tu vida y tu danza, no la de otro cualquiera.
Olvídate de la danza que te enseñaron en la escuela.
No es tu danza.
Es la de tu maestra, la de tu madre o la de tu abuela.

viernes, 6 de marzo de 2020

DAR Y RECIBIR




DAR Y RECIBIR
Joaquín Benito Vallejo

Quien da, manifiesta y ejerce un poder sobre aquellos a los que da.  
Aceptar dar es aceptar ese poder.

Significa aceptar al que da y su poder, aceptar ese poder porque da.

Y por tanto se acepta la desigualdad ancestral del que puede dar y del que solo puede recibir porque no tiene nada que dar.

Así, el que da, recibe más que da.

¿Paradójico?

No.

Recibe aplauso, valor, agradecimiento, superioridad, sometimiento, comprensión, afecto, santidad, envidia.

Es superior al que teniendo igual no da.
A este se le puede odiar o reprochar, al otro no.

El poder es hermano gemelo del dar.
Nació uno con el otro, uno del otro, el otro del uno.

Ambos simbióticos. 
Amos y criados.

El amo alimenta al criado con las migajas que le sobran y que va a tirar.
El criado le besa la mano al amo por darle las migajas en lugar de tirarlas.

¡Qué bueno es el amo, cuánto nos quiere!
¡Sin él no podríamos vivir!

Dar es caridad. Caridad no es justicia.

Son antagónicas, no pueden vivir una con la otra, son incompatibles.

Donde existe la justicia, la caridad sobra, es innecesaria.
Donde se da la caridad es porque la justicia no existe.

El amo y el criado se necesitan. Si no existe uno, el otro tampoco. 

Quitar a uno es quitar a los dos.

QUITEMOSLOS

FUERA EL AMO Y EL CRIADO

Seamos todos iguales sin amos ni criados.
Seamos todos diferentes, con los mismos derechos. 
Sin ser amos ni criados de nadie.