Lo
primero es ser humano, después tener una profesión.
No
eres una profesión, eres un SER.
Ser
es importante. Tener no lo es.
Eres
por lo que haces no por lo que tienes.
Por
lo que haces y piensas en una correspondencia mutua.
No
es importante ser alto o bajo, gordo o flaco, guapo o feo, abogado o taxista.
Seas
hombre o mujer.
Seas del género que seas masculino, femenino, o neutro no importa.
Ni
el sexo ni el género nos definen, eso es una anécdota, una circunstancia
secundaria.
Somos
más allá del sexo y del género.
Somos
por ser, independientemente del sexo y de las circunstancias.
No
nos define nuestra anatomía ni fisionomía.
Ni
la vestimenta ni el maquillaje.
Eso
son máscaras que portamos, para parecer, esconder, vislumbrar, entontecer y
entontecernos.
Eres,
soy, solo por ser. Por estar aquí.
Por
haber nacido. Por vivir cada día y cada instante.
Por
ser tú, yo, distintos a los demás.
Por
estar en compañía. Por compartir.
Por
compartirte. Por darte a los demás.
Por
comprender a los demás.
Por
comprenderte a ti.
Por
comprenderme yo.