jueves, 6 de julio de 2023

LA TIERRA Y EL SOL - TU, Yo, los otros




Gira sobre sí misma tardando todo un día en completar su bucle.
 
A la vez que gira sobre sí, gira alrededor del otro tardando todo un año en exibirsey le sigue y sigue, zalamera, inquebrantable donde la lleve. 

Millones y millones de años ya, hasta su muerte, ¿cuándo?, no sabemos. Roza la eternidad. O lo que nosotros nos figuramos.

En su caminar ocurrieron milagros.
Surgió la vida y todos los seres grandes y pequeños, que en ella viajamos.
Días y noches. Estaciones anuales. Milenios.
 
En su baile hay una zona que va quedando a espaldas del otro, no recibimos su luz, somos su sombra, la noche, la oscuridad. 
Cuando él nos mira nos ilumina, cuando no, somos penumbra.
 
La tierra es una nave esférica inclinada. En sus paredes vivimos nosotros. Creemos que vivimos boca arriba. 
Todo es subjetivo, relativo, no cierto. 
Las direcciones dependen de nuestro punto de vista, desde fuera todo es distinto.
Nos creemos una cosa, pero los demás nos creen otra. 
Ambos y ninguno tenemos razón. 
El hecho de que la tierra dance inclinada hace que existan las estaciones: el verano y el invierno, la primavera y el otoño. 
 
En su giro alrededor del sol, hay una fase en que la zona norte está más cerca del sol que la zona sur. 
En el norte es el verano mientras que en el sur el invierno. 
Al seguir girando, la zona que antes quedaba cerca ahora quedará lejos y a la inversa, provocando que el verano esté el sur, y el invierno en el norte.  Los de arriba están abajo, los de abajo, arriba, mientras unos se asan otros se hielan.
 
Como toda nave en la que viajamos, avión o tren, no percibimos el rugido de sus motores. Tampoco percibimos su velocidad. 
Tendríamos que estar fuera para oír su ruido y ver su velocidad. 
 
Al mirar por la ventana desde nuestra casa tierra, creemos que lo que se mueve está fuera.
Tremendo error, aunque también es cierto. 
Todos nos movemos, todos dependemos de los demás. 
Aunque el sol, quizá, no dependa de nosotros, quizá sí, en caso contrario no sería sol. El rey lo es porque tiene súbditos. Los súbditos creen que lo son porque pertenecen al rey.
 
Es necesario vernos por dentro y por fuera.
Una sola estancia nos equivoca. Creemos que los demás se mueven a nuestro alrededor, adorándonos, pero los que nos movemos a su alrededor, a remilgos, somos nosotros, sin ellos no somos.
 
Desde el corazón de la tierra no oímos el tremendo ruido de sus motores en ese doble movimiento, igual que no vemos que se mueve, creemos que lo que se mueve está fuera, erróneamente nos parece que el sol gira alrededor de la tierra. 
 
Y el sol, que creemos el grande, es un ser sumamente invisible que gira alrededor de otro y otros. Galaxias, constelaciones, universo.
 
Somos briznas de nada para formar parte de todo.

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