miércoles, 22 de agosto de 2018

PIEDRAS


PIEDRAS 



La piedra aparece fría y dura, inquebrantable.
No le importa nadie.
No se estremece ni palpita.
Ni llora ni ríe

La puedes golpear y no se queja.
Dila lo que quieras, no te escucha.
Suplícala, no se inmuta.
Aráñala, te romperá las uñas.

Quizá no sepas estar con la piedra.

No la has tocado.
No la has mirado
No la has escuchado
No la has tallado

Si la acaricias notarás la dulzura de su piel.
Sentirás sus variadas texturas, los rasgos de su cara, la fuerza y delicadeza de sus gestos, sus voluptuosas formas, su ternura escondida.

Si la miras con amor, verás su calidoscopio de colores.
Sus heridas abiertas y mudas.

Si la tañes oirás sus melodías.

Si la moldeas, encontrarás su alma profunda, desnudando sus pasiones más que humanas.

Hay seres piedra.
Se esconden bajo su apariencia dura y fría para defenderse.

Pero si las tocas, si las miras, si las hablas, si las escuchas…

Pueden llorar

Pueden quebrarse
y sentirse heridas, frágiles, incomprendidas
pueden darse la vuelta y mostrar su delicada piel 

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