PIEDRAS
La piedra aparece fría
y dura, inquebrantable.
No le importa nadie.
No se estremece ni
palpita.
Ni llora ni ríe
La puedes golpear y no
se queja.
Dila lo que quieras, no
te escucha.
Suplícala, no se
inmuta.
Aráñala, te romperá las
uñas.
Quizá no sepas estar
con la piedra.
No la has tocado.
No la has mirado
No la has escuchado
No la has tallado
Si la acaricias notarás
la dulzura de su piel.
Sentirás sus variadas
texturas, los rasgos de su cara, la fuerza y delicadeza de sus gestos, sus
voluptuosas formas, su ternura escondida.
Si la miras con amor, verás su calidoscopio de colores.
Sus heridas abiertas y
mudas.
Si la tañes oirás sus
melodías.
Si la moldeas,
encontrarás su alma profunda, desnudando sus pasiones más que humanas.
Hay seres piedra.
Se esconden bajo su
apariencia dura y fría para defenderse.
Pero si las tocas, si las
miras, si las hablas, si las escuchas…
Pueden llorar
Pueden quebrarse
y sentirse heridas, frágiles, incomprendidas
pueden darse la vuelta y mostrar su delicada piel
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