PSICÓPATAS POLÍTICOS
POLÍTICOS PSICÓPATAS
Joaquín Benito Vallejo
EL TEXTO NO SE HACE VIEJO SINO QUE BROTAN CADA DÍA NUEVOS PSICOPATAS QUE NO HABIAMOS VISLUMBRADO: LA ULTIMA Y MÁS GRANDE: UNA TAL AYUSO, un tal FEIJÓ. EN EL PP, los Políticos Psicopatas PP, brotan como los cardos.
Los nuevos psicópatas superan a los viejos, y se superan a sí mismos, día a día. El PP, además de ser una mafia es una escuela de psicópatas, porque solo pueden ascender mintiendo y siendo unos depredadores. Depredadores de personas indefensas, sin recursos, sin educación, manipulables.
Este texto fue escrito hace ya varios años, durante el 1º gobierno de Rajoy. Hoy las cosas han ido a peor, ni Rajoy ni el PP están en el gobierno, -lo que es mejor-. Pero el lugar del "lider" del PP ha sido ocupado por quien ya entonces se vislumbraba como el más agresivo, depredador y manipulador de todos ellos: Pablo Casado. Su agresividad, mentiras y sinrazones están yendo más allá de lo esperado. La sociopatía no tiene límites, siempre vendrá alguien que supere al anterior. Pero ésta crece en un campo abonado para ello: la masa ignorante, subyugada por el sádico amo. Después, Casado elige a los depredadores máximos que cumplen sus expectativas, cuanto peor, mejor. Así han aparecido o se han hecho más visibles Cayetana, Almeida, Ayuso, por ejemplo. Se ve, no que esto se vaya mejorando, sino todo lo contrario. el nuevo que entra supera al anterior en sus rasgos psicopáticos, y con cada acontecimiento que ocurre sus discursos y actuaciones se extreman aún más. Su línea directriz es ser más agresivo que el anterior, decir más barbaridades, más mentiras, superar a los anteriores por ser más psicópata.
Recordemos brevemente que el PP, es hijo y nieto del dictador Franco que dio un golpe de estado contra el estado constitucional y desencadenó una guerra con casi un millón de muertos. El PP fué fundado por Fraga Iribarne ministro de Franco.
Recordemos que durante los gobiernos del PP se han cometido las mayores fechorías.
Recordemos los innumerables casos de corrupción en los que esta involucrado.
Recordemos que han privatizado seriamente la sanidad pública.
Pero en sus discursos y acusaciones, siempre la culpa la tienen otros.
Recordemos brevemente que el PP, es hijo y nieto del dictador Franco que dio un golpe de estado contra el estado constitucional y desencadenó una guerra con casi un millón de muertos. El PP fué fundado por Fraga Iribarne ministro de Franco.
Recordemos que durante los gobiernos del PP se han cometido las mayores fechorías.
Recordemos los innumerables casos de corrupción en los que esta involucrado.
Recordemos que han privatizado seriamente la sanidad pública.
Pero en sus discursos y acusaciones, siempre la culpa la tienen otros.
Entonces se decía:
Hay
comportamientos y rasgos de algunos políticos –sobre todo
del PP y del gobierno-, Rajoy, Cospedal, Aguirre, Floriano, Hernándo, Sáez de
Santamaría, Casado y tantos otros, que concuerdan mucho con las características
que definen a los psicópatas. Sin olvidarnos del gobierno de Aznar, que ya nos parecía insuperable con los innombrables ministros Acebes y Zaplana entre ellos.
El último recientísimo caso es el de Cifuentes
que confirma la regla en grado aumentativo. Respecto a esto nos pasa siempre lo
mismo, somos sumamente ingenuos e ilusos. Cada caso nos parece que es el
culmen, pero siempre aparece otro nuevo caso que supera al anterior. Llevamos
ya unos 20 años en la Comunicad de Madrid y en el gobierno central 16 y esto no
parece acabar nunca. Cuando están en la oposición se muestran sumamente
malvados e insultantes con el adversario. Cuando están en el gobierno, por el
contrario, parecen ingenuas princesitas.
Muchas veces hemos
tratado de explicarnos cómo se puede mentir tanto sin ningún escrúpulo, sin
inmutarse, sin mostrar ningún atisbo de vergüenza, sin temblar, sin sonrojarse,
sin titubear. Al contrario, somos nosotros quienes sentimos vergüenza ajena
solo de oírlos. ¿Cómo se puede tener una doble moral y personal tan gruesa,
aparentar ser una víctima propiciatoria y ser un verdugo sin límites? ¿Cómo se
puede ser tan cínico e hipócrita, de decir y preconizar lo contrario de lo que
se hace? Justificaciones infantiles o perversas. Engaños descarados. ¡Nos
parece tan sorprendente que no nos lo podemos creer! Pero todo debe tener una
explicación, debe ser estudiado y comprendido.
Pensando en ello,
releemos “El Psicópata” - Vicente Garrido. -Algar Editorial. Alcira 2000,
con la pretensión de delimitar mejor el perfil del psicópata y ver si algunos
de sus rasgos coinciden con el de estos políticos, ya que desde luego nos
recuerdan mucho a ellos.
A partir de ahora
se transcribe fundamentalmente lo que creemos interesante en este aspecto del
libro de Garrido.
El subtítulo del
libro es: “Un camaleón en la sociedad actual”,
aludiendo el adjetivo de camaleón, por un lado; a la capacidad que
tiene tal animal de camuflarse, de aparentar ser lo que no se es realmente,
adaptándose fácilmente a los caracteres del entorno donde se mueve, para
aparentar “ser igual que los demás”, (para no despertar sospechas a la futura
presa). Como dicen mucho de estos políticos “ser personas normales”.
Y por otro
lado, el subtítulo del libro, se refiere también a que el camaleón es un reptil, y como
tal le caracteriza su sangre fría y su carencia de emociones.
Según Garrido, ser
psicópata no significa, ser un asesino, un violador, un maltratador o un
delincuente. Esos son una minoría.
La mayoría están camuflados en la vida cotidiana.
Puede ser cualquiera de nosotros, un padre, un hijo, un aparente honorable
señor, un empresario, un empleado, un cura, un mafioso o un político.
Dentro
de estos últimos campos hay muchos, ya que lo que más caracteriza al psicópata
es el poder y la codicia. Pero puede ser simplemente “una persona normal”
con una serie de rasgos como la capacidad de camuflarse, manipular,
engañar, desacreditar, etc.
Están preparados especialmente para desoír las necesidades de los demás, son
capaces de dañar y maltratar sin reparar en nada. Sus fechorías, a veces
fiestas y orgías, (-véase por ejemplo, las cacerías de Blesa o el Rey, o
los gastos de las tarjetas Black, en alcohol, drogas y prostíbulos-), pueden llegar a
ser surrealistas y grotescas. (Va en cursiva, los aspectos que recuerdan a
estos políticos, y que desde luego han dado muestras de ello. Y entre
paréntesis aparecen los comentarios personales)
Ser psicópata significa
más bien ser sociópata, define a un tipo de personalidad formada en la
infancia, como todas, quizá con unas ciertas predisposiciones heredadas hacia
ello, pero más aún debido a unas pautas educativas, culturales y sociales que
lo fomentan y arraigan.
Se tiende a presentar a los psicópatas como locos o
enfermos mentales, pero no, no son mentes trastornadas, sino con un patrón de
personalidad peculiar. Sus actos son racionales, calculados, -(muy inteligentes)-, combinados con una escalofriante incapacidad para tratar a los demás como seres humanos dotados de pensamiento y sentimiento.
No
tienen los rasgos de los enfermos mentales característicos de la psicosis, como
alucinaciones, ilusiones o profundo malestar subjetivo y desorientación. Son
plenamente racionales y conscientes de lo que hacen.
El símil del reptil es utilizado como la capacidad
para evitar las emociones humanas más genuinas, alzándose como metáfora
del mal o de la bestia, como dice Rosa Montero, -citada por Garrido-: “supone
prescindir de la autocrítica y ser incapaz de ver y entender a los demás,
perder todo contacto con la realidad y abismarse en un egocentrismo imbécil”.
La ausencia de toda preocupación por el
bienestar de los demás, la crueldad y la insensibilidad emocional bien pueden
considerarse propios de un estado reptiliano.
El psicópata es el más
perfecto depredador de su propia especie.
Mentir,
engañar y manipular son talentos naturales del psicópata.
Cuando se descubre su engaño no sienten reparo
alguno, simplemente cambian su historia o retuercen los hechos para que encajen
de nuevo. Parecen poseer una incapacidad manifiesta para no sentir las
emociones humanas. Junto a una apariencia fría y distante hacen exhibiciones de
falsa emotividad. Pueden hablar como si estuvieran teniendo una emoción pero en
realidad no la están experimentando, parecen hablar de oídas. El psicópata no
muestra las respuestas fisiológicas asociadas con las emociones.
Robert
Hare, el más importante
investigador en la materia dice: los psicópatas sufren un déficit en la
integración del mundo emocional con el razonamiento y la conducta. El sujeto
psicópata presenta la imagen de una persona preocupada por sí misma, cruel, sin
remordimientos, con una carencia profunda de empatía.
Por su parte Cleckley,
-primer investigador sobre la psicopatía y autor de los libros “La máscara de
la cordura” y “Las tres caras de Eva”-hay una película del mismo título basada
en esta obra-, describe al psicópata como sigue: le caracteriza la más absoluta
indiferencia ante los valores de las personas, no puede comprender
cualquier asunto relacionado con ellas. Incapaz de interesarse lo más mínimo
por cuestiones que han sido abordadas por la literatura, el arte, o el esfuerzo
que la humanidad ha hecho por progresar. Le tiene sin cuidado todo esto en la
vida diaria. No puede apreciar lo que motiva a otras personas. Su respeto por
la verdad es nulo…. Cuando mienten parece que no les va nada en ello… son
capaces de mirar tranquilamente a sus interlocutores en medio de la mayor
falsedad… en los casos raros en que reconocen sus añagazas tratan de que los
veamos sinceramente arrepentidos y se extrañan de que no creamos sus
futuras promesas realizadas bajo palabra de honor o con juramento solemne.
Parece que piensan bien pero solo es un simulacro. Parece que tiene emociones
pero solo intenta imitarlas. Su lenguaje y su comportamiento revelan que hay
dos profundas disociaciones. El sentimiento está disociado del pensamiento. Su
juicio está disociado de su conducta.
(Como podemos ver en las descripciones
hechas por los expertos, todas ellas coinciden con las manifestaciones de los
dirigentes del PP)
Las fuentes de
este carácter se encuentran en el medio familiar, social y educativo. Ser
psicópata se aprende en el entorno.
Se hace en un alto porcentaje en el proceso
de socialización, donde se aprenden y se practican las normas de convivencia
con los demás.
Este proceso es iniciado por la familia, con sus relaciones
afectivas y comportamentales asentándose después en la cultura mamada.
El
psicópata crece en una familia de relaciones afectivas frías indiferentes
pobres, sin vínculos segurizantes.
Es claro que el cinismo impera dentro del
ámbito familiar. El niño mama y aprende lo que ve.
La educación es en general autoritaria, con normas rígidas donde prima
la obediencia (al orden establecido). Están inclinadas a obedecer a la
autoridad y actuar punitivamente con las personas que no tienen poder –rasgos
de la personalidad autoritaria–.
Se encuentran cómodas en las relaciones
jerarquizadas, (unos mandan y otros obedecen). Cuando la obediencia es el
valor más elevado la autonomía es imposible. Cuando no ven una autoridad clara
y no hay órdenes que seguir, a estos sujetos solo les queda el vacío, el mundo
es amenazante, lo ven como un caos.
En este tipo de
educación se reprimen la expresión de los impulsos naturales, los sentimientos
y la sexualidad.
De este modo, el niño adquiere una pobre autoimagen que se
siente fácilmente amenazada (complejo de inferioridad) lo que genera una visión hostil de los demás con la necesidad de
autodefensa.
Hay una falta de autoconciencia y autoaceptación; dificultad
para aceptar a los demás y férreos
mecanismos de defensa.
Se ha educado en la competitividad (has de estar por
encima de los demás, ellos son quienes te impiden llegar más arriba) y se busca la resolución de los conflictos con
medios agresivos.
Han crecido en el narcisismo, el egoísmo, el
individualismo y la competitividad.
Les han enseñado a hacer cualquier cosa con
el objetivo de estar por encima de los demás, la búsqueda de la fama, el
dinero, el dominio y el poder.
En la medida en que el medio familiar y social
incluya creencias y valores que contribuyan al desarrollo del comportamiento
insolidario y egocéntrico las psicopatías se extenderán.
Hay una absoluta falta
de enseñanza ética y moral práctica.
(La educación empieza en la familia, con
su estilo afectivo, su comportamiento y su ejemplo, sus valores, sus creencias,
su ideología, su religión, para después consolidarse con todos los medios de
que la sociedad dispone: escuela, medios de comunicación, -televisión, radio,
prensa- valores y normas establecidos, ética, costumbres, tradiciones,…)
(Erich Fromm, expone
en muchos de sus libros –ver preferentemente: “El arte de amar”, “El miedo a la libertad”, “El corazón del hombre”-
que el narcisismo y el egoísmo están anclados en la infancia. Significa la
dependencia a los padres, no haber adquirido la madurez psicoafectiva y la
realización propia basada en el desarrollo de sus potencialidades. Por ello se fijan a la familia, la
consanguineidad, el clan, el grupo, el
pueblo, la nación, la patria.
Los psicópatas pueden
llegar a ser fanáticos, (fascistas, talibanes, nazis) cuando están
bajo la influencia de un sistema de creencias –religión o ideología- al que
subordinan cualquier otra cosa. Interpretan y evalúan la realidad según este
sistema. Cualquier medio que sirva para sus metas es aceptable. Controlar la
vida de los que están a su merced es algo embriagador y "casi"
orgásmico.
Sufren una
división del Yo. ¿Cómo pueden ir a sus casas y mostrarse cariñosos con sus
familias? En realidad, sus familias son por lo general igual que ellos, y hacen
una separación entre la consanguineidad y los otros que no pertenecen a su
grupo o clan) Sufren un proceso de división o desdoblamiento por el cual se
forman dos yoes opuestos entre los cuales hay una disociación para no crear
conflictos.
Después de la
educación bajo la que se han formado solo se trata de buscar aquellos medios
sociales que facilitan el alcance de objetivos psicopáticos y suplir las
carencias de la infancia.
Las organizaciones y empresas constituyen un foro
privilegiado para actuar. El rol de líder y ejecutivo es muy atractivo.
Les da mucho poder y margen de acción. Una de las nuevas formas de vivir que
han encontrado los psicópatas es la de ser líder de una secta, una religión, una ideología. Utilizan este tipo de instituciones e ideologías para consolidar su poder. Todo, dicen hacerlo, por Dios, su religión, su patria, el bien de los demás. Esa es la gran mentira bajo la que se esconden, y con la que actúan impunemente.
(El partido
político, y más el PP, es lo más parecido a una secta, con una ideología clara que ellos niegan, con unos intereses particulares, que ponen sobre el altar de la patria)
Las características de
estos líderes son: capacidad de manipulación, -y seducción- astucia,
narcisismo, cierto encanto o cualidades para seducir y convencer. (No
sabemos qué encanto puede tener Rajoy o Aguirre, pero parece ser que para sus
acólitos sí que lo tiene, porque sus seguidores son en el fondo igual que ellos, es el terreno donde siembran.
Hay que tener en cuenta que sus seguidores son
quienes han adoptado por norma la obediencia a quien representa el orden, la
autoridad o la institución.
En alguna ocasión también hemos oído hablar sobre
Gallardón a personas que le conocen directamente, “del gran encanto y la
seducción que ejerce. Las personas descritas en ese tipo de educación carencial
se quedan pegadas a estas otras personas que muestran autoridad y ofrecen
carisma, modelos, seducción, promesas, poderes. Aquí puede estar una de las
claves de porqué se sigue votando a los corruptos, -aparte de la ignorancia, del
poder de los medios de manipulación, de que el poder dispone de todas las armas
y medios para engañar-, es el haberse educado en la obediencia a la autoridad,
con la que se sienten identificados y protegidos.)
¿Quién sino, dice
Garrido, puede convencer a miles de personas de que su salvación depende de que
consiga secuestrar psicológicamente a otros incautos? Los psicópatas engañan, hieren, hacen que dudemos de nuestra cordura. Tienen una doble vida, una doble
moral, falta de remordimientos y vergüenza, megalomanía, capacidad de tejer
telarañas de manipulación.
(¿Los políticos
mencionados aquí, son psicópatas que se han metido a políticos porque es como
mejor pueden satisfacer las carencias o rasgos de su personalidad? ¿Se puede
ejercer el poder de esta manera sin ser psicópata? Tanto Fromm como Garrido, entre otros, nos dicen que el poder
es el campo de “realización” de los psicópatas. ¿El poder corrompe, o son ya
los corrompidos los que necesitan el poder?)
La categoría del
psicópata de 5 estrellas es la de los políticos nos vuelve a decir Garrido: hombres
que juran servir a la patria y que luego nos arrojaron a la cara nuestra propia
estupidez.
Pocas dedicaciones permiten mayor ejercicio camaleónico que
la política. Se establece en el poder gubernamental una estructura psicopática:
es decir, se institucionaliza, se estataliza, se hace propia del estado,
dándole su visto bueno, se monta una burocracia que la favorece, que la
encubre, que la justifica. Se hacen unas leyes ajustadas a ello.
Para todo
esto son necesario dos requisitos: en primer lugar, que haya unos líderes que
la promulguen y faciliten y en segundo lugar, una parte de la población que
se identifica con ellos, porque es un modo de compensar sus carencias y
sublimar un supuesto espíritu nacional e ideología
(Y como nos ha dicho
Fromm: personas inmaduras que buscan la protección simbólica de la madre, en la
autoridad, clan, nación o patria.
Generalmente
no se dedica la atención debida a las raíces psicológicas de esta cuestión, la
regla es hacer estudios económicos donde se excluye la psicología. –Esto necesita
otro artículo-)
Además, los psicópatas acólitos que rodean al líder
recurren a “la obediencia
debida” para justificar sus acciones. (Es un ejemplo: el
gobierno recurre al deber de sacar
al país de la crisis para justificar sus acciones en contra del pueblo. La
crisis es la justificación perfecta para realizar sus planes privatizadores de
todos los servicios públicos.
Y luego dice, "hice lo que era mi deber", en contra de lo que prometió
en las elecciones -Rajoy-)
(“La
obediencia debida” es la
justificación de la obediencia a los superiores, a la autoridad, a las
instituciones, o a las leyes establecidas para realizar una acción “indebida”
inmoral, como un asesinato u otro acto de menor consideración.
(En la entrada a
los cuarteles suele haber un cartel grande que reza: “La obediencia es la más alta
virtud.” Con ello ya se está induciendo –por las buenas- que has de obedecer o de someter a la autoridad exterior.
Si no lo haces, tendrás castigos, calabozo, o consejo de guerra, dependiendo de
la gravedad que sea considerada la desobediencia.
La desobediencia es sinónimo
de rebeldía. Evidentemente, si todos desobedeciéramos al estado, este podría
derrumbarse. Si lo hace un individuo aislado debe ser castigado y servir de
escarmiento para que no cunda el ejemplo. El estado impone el deber de la
obediencia, como otro montón de aspectos, para atrincherarse. El estado
despersonaliza, normaliza, uniformiza a los ciudadanos, les despoja de la
capacidad individual de pensar por sí mismos, ateniéndose éstos a lo ordenado o
simplemente sugerido por el poder mediante su multitud de medios de
manipulación masiva.
Esa “obediencia” se impone desde la cuna mediante una
educación represiva, autoritaria, hipócrita. Figuras de autoridad a las que se
debe obediencia son el padre, el cura, el maestro, el patrón, los mayores, las
tradiciones, la patria…
Cuando no se educa en la autoestima, la autogestión,
-cogestión con los demás- la realización personal, solo queda fijarse, imitar o
seguir a las figuras de poder)
En relación con
“la obediencia debida” Garrido menciona a Hannah Arendt –
según expone ésta en su libro: “Eichmanm en Jerusalen”
(también puede verse en la película “Hannah Arendt”) donde
cuenta su asistencia como corresponsal de “The New Yorker, al famoso juicio del nazi Eichmanm ”.
Creyéndose encontrar a un demonio sentado en el estrado, se
encontró sin embargo con un sujeto absolutamente “banal”, -ella dice
constantemente que no es una persona, sino un pelele- describe de él rasgos que
son típicos del perfil psicópatico, aunque nunca empleó semejante concepto ya
que ella no tenía conocimientos de psicopatología, pero da en el clavo en la
esencia de la psicopatía.
Veamos algunos de sus comentarios: Tiene una
completa incapacidad para contemplar algo desde el punto de vista de los demás
-una absoluta falta de empatía - un lenguaje oficial burócrata - incapaz de
pronunciar una sola frase que no fuera un cliché –habla vacía–
(Podemos
acordarnos aquí una vez más de la simpleza que caracteriza a Rajoy)
Su
incapacidad de hablar está relacionada con su incapacidad para pensar desde el
punto de vista de otra persona –no es que mienta sino que tiene una barrera que
le impide ver la realidad–, insensible frente a los sentimientos y pensamientos
de los demás –el resultado no es un monstruo sino un payaso, un esperpento, una
caricatura de ser humano, una imagen deformada y grotesca de la complejidad que
encierra una persona y justifica sus asesinatos por la obediencia debida a sus
superiores ¡Él –dice- no ha matado a nadie, no es culpable ni responsable,
simplemente ha obedecido, ha hecho lo que debía hacer!
Volviendo a Garrido: para ser un psicópata no es
necesario matar, solo que tenga un pensamiento ajeno al bienestar o al dolor de
los demás ya sea siguiendo un plan trazado por otros o siguiendo sus propios
pensamientos.
Con la famosa frase “la banalidad del mal”
lo que Arendt quiere decir es: lo
verdaderamente monstruoso es no conectar con los demás en un nivel plenamente
humano.
Esa es la esencia de la psicopatía. El psicópata no tiene delirios, no
se cree Napoleón, no tiene crisis de ansiedad ni conflictos psicológicos…
Su
mundo emocional es muy limitado. No es que sea estúpido, más bien significa una
completa falta de racionalidad.
Tal alejamiento de la realidad y vaciedad de
pensamiento pueden llevar más destrucción que todos los instintos perversos
juntos. (Lo que vemos en la película, por otra parte, es que H. Arendt cree que
Eichmann no es persona, y que en lugar de juzgar al individuo despersonalizado
debiera haberse juzgado al sistema que le ha producido, y del que forma parte.)
Como ejemplo
final, Goering, en el juicio de Nurenberg, cuando le mostraron una película de
los crímenes nazis en los que él mismo participó, comentó: “hacía una buena
tarde soleada” ¡¡¡ (Vuelve a recordarnos a Rajoy, cuando preguntado por la corrupción,
éste contesta:: “está lloviendo” !!!!!
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