lunes, 23 de diciembre de 2019

SEÑALES, SEÑUELOS, SIMULACROS


SEÑALES - señuelos - simulacros

Los seres vivos nos comunicamos por señales simbólicas con un significado distinto al aparente, que se han ido generando con el paso del tiempo antropológico y que han sido elaboradas tanto a nivel genético, como cultural.

El rostro humano como el cuerpo en su conjunto son mapas de señales que se pueden interpretar de múltiples maneras según la educación, la cultura, el contesto emocional de cada receptor, las necesidades físicas y afectivas.

Las señales interpretadas como agradables y bellas pueden ser símiles de signos de felicidad y al contrario, lo que nos hizo felices o nos trasmitía bienestar o placer en el pasado, lo interpretamos ahora como bello y atrayente. 

La belleza no responde tanto a una pauta biológica como cultural. Vemos bello lo que tenemos fijado en nuestra mente como agradable.

Una sonrisa, una mirada, un gesto corporal, un movimiento…, pueden transmitir amistad, protección, admiración, empatía, compasión, aceptación, placer.

Una necesidad básica como la alimentación y la forma de satisfacerse, adquiere también otros significados: apego a la madre – placer – sexualidad.

Amamantar se transmuta y se fusiona con besar, besar en chuparse el dedo, chupar con placer, placer como sexo, sexo como acogimiento. 
Todo se funde y se confunde. 

El receptor necesitado de estos aspectos lo entenderá así, y lo buscará incluso como una necesidad vital.

Pero todo puede ser mentira y engañarnos a nosotros mismos.

El rostro y el cuerpo de la mujer -hembra- irradian señales hacia los hombres, -machos-.

Puede decirse en lugar de mujer, hembra, y también madre. -Y protección- 
A la vez que también puede decirse macho en lugar de hombre y también hijo o padre. -Y también autoridad – obediencia - castigo.

Diversos rasgos del rostro de la mujer pueden ser señales de atracción hacia los hombres. Y también en estos rasgos están las claves para determinar el canon de belleza, de modo que esta no se fija tanto por elementos considerados estéticos como afectivos o placenteros.

Por un lado, se aprecia y se considera bello en la mujer los rasgos infantiles: rostro de muñeca, ojos grandes, pómulos salientes, labios gruesos…. 
Y por otro lado, rasgos maternales: pechos, mamas, tetas…

Combinado lo infantil con lo maternal se forma el elemento sexual. 
Y también la atracción y la belleza.

La hipersexualización social -capitalista- incita a las niñas a ponerse cuerpo de  mujer y a las mujeres a ponerse cara de niñas. 
Todo es confuso y está confundido. 

Algunos psicoanalistas dicen: el acto sexual significa el reencuentro con la madre -recuperación o simbolización del placer de la fusión primigenia con la madre – incesto – necesidad y placer – volver a ser niños sin dejar de ser mayores – pasado y futuro – nacimiento y muerte.


Hijos, maridos y padres a la vez o por turnos.



Las señales se convierten en señuelos, los señuelos son trampas, cebos. 
Para cazar a incautos, necesitados, ilusos. 
Niños que necesitan ser adultos, hijos que desean ser padres. Protección que se camufla en sexo. Y a la inversa y viceversa.

Los cazadores que ponen las trampas necesitan a sus presas. 
Las presas quieren ser cazadas. Unos y otros se buscan y se encuentran.

Turbia yace el agua. La vida nublada pasa.

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