¿POR QUÉ HOY NO ES POSIBLE NINGUNA REVOLUCIÓN?
Traté de explicarle a Negri por qué hoy ya no es posible hacer ninguna revolución. -Dice Byung Chul-
¿Por qué el sistema de gobierno neoliberal es tan estable?
¿Por qué encuentra tan pocas resistencias?
¿Por qué todas ellas en seguida resultan ser ineficaces?
¿Por qué hoy no es posible ninguna revolución a pesar de la desigualdad cada vez mayor entre ricos y pobres?
Para explicarlo es necesario entender con más precisión cómo funcionan hoy el poder y el gobierno.
Quien quiere instalar un nuevo sistema de gobierno tiene que eliminar la resistencia.
El poder que mantiene el sistema neoliberal no es represivo, sino seductor.
/ Aparentemente, no es que no sea represivo, es que lo enmascara con la seducción /
El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en un empresario libre, en un
empresario de sí mismo. Así, todo el mundo es señor y siervo en una misma persona. Quien fracasa hoy, se culpa a sí mismo y se avergüenza de sí.
Uno se problematiza a sí mismo en lugar de problematizar a la sociedad.
Mucho más eficaz es la técnica de poder que se encarga de que las personas se
subordinen por sí mismas al sistema de gobierno.
Su peculiar eficacia se debe a que en lugar de actuar con prohibiciones y privaciones lo hace con favores y satisfacciones. / aparentes /
En lugar de hacer a las personas dóciles trata de hacerlas dependientes.
Hoy nos desnudamos voluntariamente.
/ en instagran, en otras redes – y en la calle – se pueden enseñar las tetas, el culo o lo que se quiera, y a eso se le llaman libertad / en una dictadura, se sabe muy claro contra quien hay que protestar – en el neoliberalismo no, porque todo está confuso, con la aparente libertad /
Es justamente esta sensación de libertad la que hace imposible las protestas.
Desnudarse voluntariamente obedece a la misma lógica de la eficacia, que la autoexplotación libre.
Es importante distinguir entre la fuerza que instaura y la fuerza que mantiene.
La fuerza que mantiene el sistema asume hoy una forma elegante y afable, y gracias a ello se hace invisible.
El sujeto sometido ni siquiera es consciente de su sometimiento.
La dominación que oprime y ataca la libertad no es estable.
El régimen neoliberal es tan estable y tan inmune a toda resistencia porque, en lugar de oprimir la libertad, la utiliza.
/ el mayor ejemplo de está libertad neoliberal es Ayuso: proclama la libertad y gana por ello, mientras se le mueren 7.000 personas en las residencias e incluso los jueces no la juzgan – la mayoría de los individuos mucho menos /
La opresión de la libertad en seguida provoca una resistencia.
La explotación de la libertad, por el contrario, no. / porque además, la falsa libertad se asienta sobre la ignorancia – si un@ se cree libre es por su ignorancia /
Para Naomi Klein el estado de conmoción social tras catástrofes como la crisis financiera en Corea del Sur o en Grecia es la oportunidad para someter violentamente a la sociedad a una reprogramación radical.
Corea del Sur tiene hoy el mayor índice de suicidios a nivel mundial.
Uno aplica la violencia contra sí mismo en lugar de querer cambiar la sociedad.
/en lugar de utilizar su malestar para protestar por su situación, se suicidan. Con lo cual un problema social de explotación, lo convierten en un problema personal /
La agresión hacia fuera, que causaría una revolución, deja paso a la autoagresión.
Hoy no hay una multitud cooperante e interconectada que se alce como una
masa crítica y revolucionaria global.
Hoy todos compiten contra todos, incluso dentro de una misma empresa.
Esta competencia absoluta incrementa enormemente la productividad, pero destruye la solidaridad y el civismo.
Con individuos agotados, depresivos y aislados no se puede formar ninguna masa
revolucionaria.
No se puede dar una explicación marxista del neoliberalismo.
En él ni siquiera se produce la famosa «alienación» del trabajo.
Hoy nos lanzamos eufóricamente a trabajar hasta quedarnos quemados.
El primer nivel del síndrome de burnout es justamente la euforia.
El burnout y la revolución se excluyen.
Por eso es un error creer que la multitud derrocará al imperio parasitario e instaurará una sociedad comunista.
La economía del compartir debe reemplazar a la economía de la propiedad y de la posesión.
También Wunder Movility, la plataforma digital para compartir coche que nos convierte a todos en taxistas, basa su publicidad en la idea de comunidad. Pero es un error creer que la economía del compartir, tal como afirma Jeremy Rifkin en su último libro, la sociedad de coste marginal cero, anuncia el final del capitalismo, una sociedad global de orientación comunitaria en la que compartir tendría más valor que poseer.
Al contrario: la economía del compartir lleva en último término a una comercialización total de la vida.
Quien no tiene dinero tampoco tiene acceso a lo que se comparte.
Airbnb, el mercado comunitario que transforma cada hogar en un hotel, rentabiliza incluso la hospitalidad. La ideología de la comunidad o de los recursos comunes para la colaboración conduce a la capitalización total de la comunidad.
En una sociedad de la valoración recíproca se comercializa incluso la afabilidad.
Uno se vuelve afable para recibir mejores valoraciones.
Incluso en plena economía colaborativa impera la dura lógica del capitalismo.
Es paradójico que en este hermoso «compartir» nadie dé nada voluntariamente.
El capitalismo se consuma en el momento en el que vende el comunismo como mercancía.
El comunismo como mercancía es el final de la revolución.
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