Las masas
Joaquín Benito Vallejo
La masa es una unión apelmazada de elementos, formando un cuerpo compacto, informe,
sin forma, indistinguibles los elementos que la
componen.
La masa humana también es eso.
¿ Qué es lo que definimos o llamamos masa humana?
¿ Qué es lo que definimos o llamamos masa humana?
Quizá lo más característico de la masa es ser una
agrupación de individuos. Al "amasarse" pierden su cualidad de elementos aislados y brota manifiestamente aquello que de común tienen esos elementos: lo instintivo, ancestral, reptiliano, lo oculto. Aislado, el individuo no tiene ninguna importancia, no sirven para nada, en masa forman un explosivo. Su actuación como masa es diferente a la de ser
individuo. En la masa se concentran y condensan las características de los
individuos aislados. Al condensarse más, tiene más posibilidades de explotar y
la explosión es mayor, mucho más grave. Un individuo aislado, no tiene ningún
poder prácticamente. La masa, por el
contrario, despliega un gran poder. Las reacciones en un individuo son muy
limitadas, las reacciones de la masa pueden causar estragos.
La masa es una plaga. Una jauría.
Las masas son el común de la gente. La mayoría de la
población. Y se les define, por lo que hacen. Porque esta gente hace una serie
de cosas comunes. Y piensa de una manera parecida. Y se comportan de similar manera.
¿Y qué cosas hacen? ¿Y qué piensan? ¿Cómo se
comportan?
Son los que hacen lo “normal”. Lo que “dios”, manda. Los que tienen el
“sentido común”. Quienes siguen las reglas y normas establecidas.
Los que se erigen en policías o porteros de ese estado
en cuanto tienen la oportunidad.
Los que se toman la justicia por su mano. Exclaman:
¡esto lo arreglaba yo en un chispazo!
Les dicen a los demás lo que hay que hacer según venga
el caso.
Ejemplifican la domesticación, la corrección, el buen comportamiento, la
uniformidad.
La oveja que no se sale del redil, pero que a la vez
es “más papista que el papa”. Imita o quiere seguir tanto a su líder que parece
ser más que él por lo que dice o quiere hacer.
El más autoritario, el más fascista. Como podemos ver,
todas estas características no tienen ningún valor en un elemento o individuo aislado.
Cuando lo tienen realmente es cuando se
convierten en masa y explotan.
¿Y por qué, estos individuos son así?
Porque en el fondo no son nada. No tienen ningún valor
en sí mismos. Carecen de identidad propia, dependen de los demás para ser ellos mismos.
No se han realizado como personas humanas, como seres humanos únicos con sus
propios valores y características.
Sus capacidades y potencialidades no han tenido la
oportunidad de desarrollarse.
Una de las necesidades humanas básicas -como la de
todo ser vivo-, es ser autónomo, independiente, libre, no estar sometido a otro
individuo o símbolo, material o psicológicamente.
(Somos dependientes
unos de otros si, pero no esclavos ni afectiva ni materialmente)
Sus necesidades más esenciales como seres han sido
reprimidas y castradas.
Entonces, reaccionan, -de ahí viene la palabra
reaccionario, que tiene un significado similar a fascista -obligar a otro
realizar algo-. “Reacción” en psicología tiene el significado de defenderse visceralmente
de algo que no existe, pero, el que lo hace, el que reacciona, se siente
atacado por ello. ¿Y por qué se siente atacado?
Porque en el fondo de su alma, siente que no es nadie,
que sus necesidades más esenciales como SER han sido cercenadas, ahogadas.
Él no es consciente de esto. Él se siente mal,
amargado, cabreado, irascible, triste, incierto, no sabe por qué, pero su
reacción más básica, es posicionarse contra los otros, sobre todo los que son
distintos a él, porque proyecta sobre ellos su malestar, como si ellos fueran
los culpables.
Los otros como individuos distintos se convierten en
chivos expiatorios de sus desagracias.
El ser distinto es porque piensa o se comporta de modo
diferente a lo habitual, a lo establecido.
Están sometidos psicológicamente a la autoridad y
reaccionan contra los que sienten que son libres, siente que ellos son sus
enemigos, cuando realmente desea ser como ellos, pero no lo puede admitir.
Practican la doble moral porque todos lo hacen, dicen. Y la hipocresía, y
el cinismo, y la mentira y la justificación.
Quizá todo esto es un poco ambiguo.
¿Podíamos arriesgarnos a decir algo más concreto?
Quienes siguen sin más, las normas, las costumbres y las tradiciones
establecidas por el grupo, la tribu, el pueblo, la nación, la cultura, la
religión…, de una manera instintiva, visceral, sin pensar ni razonar. Y que
después justifican sus conductas como algo lógico, razonable, normal, legal
incluso. Asumen los tópicos, los clichés, los mitos, los dichos, las creencias ancestrales.
Tienen escasas facultades para pensar fuera de la
norma y del grupo o de la secta de la que forman parte.
No piensan como un individuo aislado. Tienen una mente
-o un pensamiento- previsible, esquemático.
Son un círculo cerrado -o una cabeza cuadrada- que
cierra y encierra lo establecido.
No quiere decir solo que sean pobres y sin recursos
económicos para acceder a estudios y una cultura superior, sino que los
estudios y la cultura que obtienen se basan también en lo aceptado tradicionalmente.
Luego, la masa es trasversal, es rica y pobre, aunque los ricos usen
distintivos para demostrar que son ricos: coches, ropa, casa, etc., y quieran
distinguirse siempre de los pobres por sus posesiones materiales no por sus
desposesiones mentales, sus cabezas vacías.
No son seres realizados y por tanto, son seres frustrados. Han cubierto lo que se considera las necesidades básicas materiales.
No aspiran a más porque no saben que existan otras
necesidades espirituales. No han adquirido una capacidad crítica con su cultura, ni sus
estudios, tienen aprendizajes meramente "mecanicistas", que no hacen mella en el
interior del espíritu. Acumulan datos como máquinas pero sus vivencias
transformadoras son mínimas. Ejemplo claro de esto es el futbol: se saben todo de todos los jugadores, y de las jugadas, pero no saben nada de nada, de qué político y qué partido roba a mansalva.
Esto nos lleva también a decir que tienen una estructura psicológica
parecida basada en la educación tradicional. Y más aún en una
educación domesticadora. Una educación que prepara al ser humano para trabajar
y seguir la norma sin rechistar, asumiendo el papel que le ha tocado. Otra cosa
más, esta educación fija al ser humano en una etapa primitiva de la existencia,
el egocentrismo, en que la identidad personal queda fijada en la consanguinidad, la familia, la raza, la patria o la religión.
No tienen
identidad personal, sino identidad de grupo, bien sea la familia, la región, el
equipo de futbol, el estado, la religión. Y esa "no identidad" es lo que
les da seguridad y fuerza, porque su identidad está fuera de sí, en el grupo. Pertenecen a la manada. Solos como individuos no son nada. Por ello, todas sus fechorías son hechas en manada. Son tan "valientes", que necesitan escudarse, -y esconderse- en los demás.
No se ha
accedido a la dimensión transpersonal, no tiene apertura al mundo, no se
identifican con la humanidad, no son planetarios ni mucho menos.
Esa personalidad se caracteriza por la frustración -inconsciente- de no
haber desarrollado sus propias potencialidades, de estar atado de un modo
psicoafectivo a los demás, dependiendo de ellos, no solo de su opinión sino de
su ser.
No tienen capacidad crítica ni razonamiento lógico. Precisamente,
porque su razonamiento está condicionado y tergiversado por su psicología, es
decir, por su carácter y personalidad. Unida a una ideología que la justifica y
la refuerza.
Por esa razón, el pobre vota a quien le roba, a quien
le explota. Porque se siente partícipe, -porque les envidia y les admira-, del rico, del amo, o del patrón o de
quien predica esas religiones. Porque él también roba a quien pueda -es la
doble moral-. El de arriba me roba a mí y yo robo al de debajo de mí. Son los
escalones de las jerarquías en las que cree.
Como decía mi tía: --“en mi casa mandamos todos: mi
padre manda a mi madre, mi madre me manda a mí, yo mando a mi hermano pequeño,
todos mandamos aquí”.
Depende del de arriba a
nivel psicoafectivo. Cree que sin el líder, sin el rico, sin el patrón, sin el
cura, sin el alcalde, él no puede vivir. Él no es nada. Ha de pertenecer a la
horda para ser algo.
Pero esa creencia es
en la mayoría de los casos inconsciente.
Por esa misma razón considera más importante la
patria, que las necesidades más básicas
de los ciudadanos.
El rico que pertenece mentalmente a la masa, pero que
no es millonario, le pasa algo parecido al pobre. No tiene personalidad
trascendente. Es egoísta y frustrado como el pobre, su identidad está anclada
en la familia y la patria. No piensa más allá de eso.
Aunque tenga satisfechas las necesidades básicas no es
altruista, no es trascendental, ni planetario, ni humanitario. Le queda, eso
sí, la caridad con la que se puede sentir libre de culpa.
De acuerdo completamente. Y es difícil vivir en una civilización así cuando no comulgas con ese proceder e ideología.
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