EL ARTE DE LLEVAR LA CONTRARIA
cómo vencer la presión social
y apostar por tus ideas
TODD KASHDAN
(SÍNTESIS Y RECOPILACIÓN REALIZADA POR Joaquín Benito Vallejo)
¿Por qué tememos al inconformismo? ¿Por qué evitamos expresar ideas, ir a la contra o poner en cuestión el statu quo?
Para que el mundo avance se necesitan rebeldes y contestatarios que pongan en duda la opinión de la mayoría y cuestionen el orden establecido.
La timidez, el miedo al ridículo, la presión social o la jerarquía son una pesada losa que afecta a la seguridad que tenemos en nosotros mismos y que poco a poco va cercenando nuestra creatividad e idealismo.
Este libro es para cualquiera que crea que hay que corregir urgentemente, si no todos, sí al menos algunos aspectos de la práctica y el saber convencional. Es para cualquiera que desee un mundo más justo
Es para cualquiera que entienda el valor del inconformismo y que sea consciente de lo que necesitamos como agua de mayo: personas dispuestas a romper las normas menos útiles en aras del progreso.
UNA ODA A LA INSUBORDINACIÓN
Darwin citaba a treinta hombres que ya habían reunido el coraje antes que él para cuestionar los dogmas intelectuales y religiosos sobre la naturaleza.
En esa época, cuestionar los postulados ortodoxos te convertía en un intruso, una amenaza y un hereje que merecía la tortura y la muerte.
La ciencia también nos ha ayudado a entender cómo los miembros de la mayoría pueden escuchar a los disidentes y facilitar el arraigo de ideas fantásticas pero subversivas de los insubordinados.
Los disidentes tienen más posibilidades de convencer si miden con exactitud los prejuicios de la sociedad y calibran sus palabras y acciones de forma acorde.
Los psicólogos subrayan lo importante que es para los rebeldes honestos comunicarse de forma que venzan la resistencia emocional de los oyentes.
DARWIN echó mano de las analogías para ilustrar sus tesis. Los lectores victorianos se enamoraron de las descripciones vívidas de Darwin de «perros sin pelo» y «palomas con patas plumadas». Aprendieron sobre la unión entre las hormigas esclavas y las reinas, sobre lo que ocurría cuando las jóvenes gallinas perdían el miedo a los perros y los gatos (no era bonito de ver) y sobre los hitos de la ingeniería de las abejas.
Además de entretener a sus lectores, Darwin los hacía partícipes utilizando frases como «podemos ver»,
«entendemos» y «deberíamos hallar». Pedía al lector que se involucrara haciendo preguntas como: «¿Qué hemos de decir ahora ante estos diversos hechos?». No era un videojuego interactivo, pero para los estándares de la época, era apasionante.
Los humanos somos criaturas tribales y a menudo sacrificamos el sentido común para afianzar nuestras afiliaciones de grupo, tanto si son partidos políticos como equipos deportivos, religiones, géneros, razas, países de origen o géneros musicales.
La mentalidad de tribu nos lleva a «sancionar por la novedad» a los pensadores que se salen del redil, sobre todo si los percibimos como «otros» o como intrusos.
Por más lento que pueda ser el cambio y por más crudo que a veces parezca el mundo, no estamos condenados a ver cómo se ignoran, repudian o prohíben nuestras ideas polémicas.
Aprendiendo a practicar la disidencia y a responder mejor a ella, podemos vencer el miedo y la desconfianza, sustituir las ideas mayoritarias por algo mejor y fundar equipos, organizaciones y sociedades más funcionales.
La DIVERGENCIA es el elemento más importante de la insubordinación honesta, y por eso lo he colocado como factor importante.
Estamos hablando de un tipo concreto de divergencia, una divergencia que asumes conscientemente. Las rebeliones que llegan a buen puerto, no salen de la ignorancia, la coacción, la compulsión o el azar. No tiene nada de extraordinario ser diferente simplemente porque no estás acatando los patrones de conductas existentes (la ignorancia), porque te obligan a discrepar (coacción), porque no puedes resistirte a la tentación de discrepar (compulsión o falta de autocontrol), o porque piensas poco en lo que haces en tu día a día.
LA AUTENTICIDAD garantiza que los actos de un insubordinado honesto dimanan de convicciones profundamente arraigadas, no de preferencias banales.
Los insubordinados honestos actúan de corazón.
Añado la CONTRIBUCIÓN para cerciorarme de que los insubordinados honestos quieren crear valor social.
Cuestionan la autoridad porque quieren dar algo a cambio. La contribución es lo que distingue a los insubordinados con causa, de sus parientes cínicos, destructivos y superficiales. Conlleva un estudio atento de los daños colaterales que pueden derivarse de cuestionar y atacar la ortodoxia social. Los actos de rebelión empiezan con un único y difícil paso para salir de la seguridad que brinda el rebaño.
Deberíamos dar las gracias a los valientes renegados que se oponen a las figuras de autoridad en sus equipos, organizaciones y grupos sociales. Y nosotros también deberíamos tratar de manifestar esa valentía.
Sin esas almas atrevidas y llenas de imaginación ¿con qué frecuencia sentiríamos emociones como la curiosidad, la inspiración, el asombro, la admiración, el entusiasmo y la euforia?
En las últimas décadas, psicólogos sociales y expertos de otras disciplinas han expuesto lo fuerte que es nuestra tendencia a la conformidad. Está nos lleva a realizar actos estúpidos y autolesivos solo para gustar. ¿Por qué nos cuesta armarnos de valor para apartarnos de la normatividad?
Para desobedecer y no morir en el intento, es útil conocer a nuestro enemigo, que es la motivación humana fundamental de encajar, de formar parte del rebaño, de aceptar el saber común y de «seguir el juego para gustar».
De hecho, podría emponzoñar a la última persona imaginable: a ti. Los demás actúan como corderos que se tirarían de un acantilado si la fe y la práctica así lo dictaran.
Por más pensamiento crítico que nos atribuyamos, los humanos solemos preferir el statu quo arraigado: antigüedad, tradición, fama, prestigio… Las personas asumen ciegamente que el sistema prevalente es mejor.
La próxima vez que quieras convencer a alguien de una idea o estrategia, recuérdale su extensa e ilustre historia.
Nuestra predisposición a la conformidad es tan fuerte
que nos insta a aceptar sistemas o regímenes consolidados que sí nos afectan y que, en realidad, nos oprimen: Trump, Bolsonaro, Ayuso…
Todos tendemos a apoyar los sistemas en los que estamos, incluso si nos perjudican.
La gente hace denodados y esperpénticos esfuerzos por justificar y proteger el sistema social que los perjudica.
Hay cuatro «estímulos» psicológicos que potencian nuestra conformidad voluntaria.
1.Conocer el statu quo nos apacigua. Nos gusta creer que dentro de ese status conservamos el control sobre nuestras vidas. Queremos sentirnos personas autónomas, con poder de decisión sobre lo que nos sucede, y no peones a merced de fuerzas externas. Tendemos a hallar confort en las partes conocidas y entendidas de nuestra vida, pues nos infunden estabilidad y seguridad.
Cuando nos sentimos impotentes, no solo respaldamos a los líderes que prometen ley y orden. Intentamos rodearnos de personas que sostienen el sistema contra los detractores que lo critican.
2.Ante las amenazas sistémicas, mano a la visera. Los sucesos que amenazan la supervivencia del grupo del que dependemos suelen suscitar una reacción de defensa. Pocos elementos resultan más útiles para unir a las personas que una némesis común. La presencia de amenazas al sistema y nuestras reacciones identitarias a ellas explican perfectamente por qué los seres humanos favorecemos el statu quo, incluidas las mismas organizaciones que ponen en entredicho nuestro bienestar.
3.Creemos depender del statu quo. Al unirte a ese status, grupo o banda, te adentras en una relación de dependencia con el grupo y es normal dudar a la hora de expresar miedos sobre las reglas, la jerarquía y el liderazgo.
Con el tiempo, esa banda o grupo se vuelve parte de tu identidad. Dejas de ser solo una persona para ser un miembro. Corremos a amparar el statu quo porque el grupo del que formamos parte satisface nuestras necesidades básicas de sentirnos seguros comprendidos, validados y competentes.
Nuestra sensación de pertenencia nos calma porque sabemos que los demás miembros del grupo nos antepondrán a los miembros ajenos cuando lo necesitemos. Las personas están dispuestas a renunciar a recompensas materiales para sentir el vínculo con figuras vigorosas de autoridad. Votan en contra de sus propios intereses y se oponen a la redistribución económica cuando se identifican firmemente con la nación y su poder. Perciben el país como una extensión directa de su propia identidad, renuncian voluntariamente a su propio interés personal porque su conexión con el país satisface otras necesidades, otorgándoles una sensación de seguridad y pertenencia.
Puedes justificar la corrupción como unas pocas malas hierbas de un sistema que, si se dirigiera bien, sería el mejor que cabría imaginar. La conformidad se intensifica a medida que la gente depende más del sistema. Pero por más agotador que sea mentalmente vivir oprimido muestra un apoyo incondicional a la autoridad.
No se complican la vida intentando conseguir el mundo en que les gustaría vivir, porque podría acabar en agua de borrajas. No es raro que la gente acabe mostrando aprecio y cariño cuando se le obliga a operar en un sistema social, defendiendo los beneficios e ignorando el dolor. En lugar de considerar el sexismo un problema sistémico, los ciudadanos empiezan a atribuirlo a diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Las personas defienden la legitimidad de las figuras poderosas, eminentes y decisorias.
4.Albergamos la esperanza de que vendrán días mejores. Cuando tenemos esperanza, no solo toleramos el sistema actual, sino que lo aceptamos, defendemos, justificamos y protegemos. La esperanza del ascenso social ayuda a entender por qué actualmente las mujeres respaldan hipótesis, políticas y representantes que parecen contravenir sus intereses. Los optimistas defensores de los sistemas opresivos poseen auténtico tesón, un factor que suele traducirse en el éxito educativo, económico y laboral y que se ha mostrado más efectivo que la curiosidad o la inteligencia.
¿Cuál de estas siete afirmaciones se ajusta mejor a ti?
1. Siempre he tenido la sensación de que podía hacer casi todo lo que
quisiera en la vida.
2. Una vez me propongo algo, persevero hasta que lo consigo.
3. Cuando las cosas no me salen como me gustaría, me motiva para
esforzarme todavía más.
4. No siempre me resulta fácil, pero consigo hacer las cosas que tengo que
hacer.
5. En el pasado, incluso cuando las cosas pintaban fatal, nunca perdí de
vista mis objetivos.
6. No dejo que mis sentimientos se interpongan entre yo y lo que tengo
que hacer.
7. El esfuerzo me ha ayudado mucho a avanzar.
Si estás de acuerdo con la mayoría de esto, eres un conformista.
El john henryismo denota la tendencia de las minorías raciales oprimidas a
esforzarse en exceso.
-Aunque sufrían hipertensión y un mayor riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular. Y veinticinco años después, seguían sufriendo. Tenían menos rapidez mental y menos memoria. Sus funciones ejecutivas eran inferiores, pues carecían de atención, capacidad de planificación y flexibilidad mental. El coste fisiológico y psicológico de perseverar ante las dificultades es especialmente pronunciado en personas que provienen de entornos desfavorecidos. Se les dice que solo tienen que abrocharse el cinturón y apretar los dientes y que el futuro les sonreirá. Vale, la esperanza tiene sus beneficios, pero recordemos los costes potenciales de creer que la opresión remitirá y que todo saldrá bien. -
ABRE LA MENTE AL CAMBIO
Estoy describiendo con pelos y señales la realidad psicológica. Defender las estructuras sociales opresivas tiene sentido si, como miembro de un grupo desfavorecido, te sientes psicológicamente vulnerable.
Está en nuestra naturaleza atenernos a prácticas y creencias asentadas y mayoritarias. Los potenciales insubordinados deben admitir esta realidad para poder hacerle frente y acabar superándola. El resto de nosotros también, con tal de poder vencer nuestra resistencia interna al cambio y así apoyar el progreso.
Cuesta un cojón ser diferente, discrepar y apartarse del pensamiento tradicional.
Si sufres bajo el yugo de un sistema injusto, a veces solo ansías un descanso para no pensar en ello. Pero mantenerse fiel al sistema acaba mostrándose inviable, porque compromete tu bienestar a largo plazo haciendo imposible el cambio.
Ya conocemos las locuras que hacemos para gustar y algunos mecanismos psicológicos clave que sustentan y perfilan nuestra conducta. Ahora observemos por qué es necesaria la insubordinación.
LA RECETA PASO A PASO
1.Identifica el coste de la inacción. Cuando seguimos fieles a bienes, servicios y decisiones que no nos gustan permitimos que los sucesos negativos dominen nuestra vida diaria, aun existiendo alternativas más saludables y atractivas. No hacer nada cuando hay problemas perjudica nuestro estado de salud.
2.Conoce los cuatro estímulos psicológicos. Ahondar en el conocimiento
de los mecanismos que alimentan nuestra conformidad voluntaria nos
ayuda a resistir las presiones para amoldarnos a las cosas. Entre las
cosas que alientan a la conformidad y la legitimación de la corrupción
están la falta de control de uno mismo, las amenazas al sistema, la
dependencia del sistema y la esperanza del ascenso social.
Reconoce tu sesgo respecto al statu quo.
3.Reconoce tu sesgo respecto al statu quo. Está en nuestra naturaleza
atenernos a prácticas y creencias asentadas y mayoritarias. Los
potenciales insubordinados deben admitir esta inclinación para poder
hacerle frente y acabar superándola.
LOS RENEGADOS MOLAN
Por qué importa tanto la rebelión honesta.
La sociedad necesita instigadores, y nuestras organizaciones y nuestros equipos también. La mera presencia de inconformistas nos impulsa. Dejando hueco para la insubordinación honesta puede arraigar una espiral ascendente, un discurso que diga que nada es «definitivo» y que siempre deberíamos aspirar a mejorar. La insubordinación honesta vuelve más racionales a las personas, y más creativos y productivos a los grupos.
La humanidad sigue lastrada por la injusticia y nos enfrentamos a desafíos
existenciales, desde el calentamiento global a las armas nucleares y las
pandemias.
Para inculcar valentía no solo debemos aprender a tolerar a la gente que no piensa
como nosotros, sino recibirlos con los brazos abiertos y animarlos a discrepar.
DISIDENCIA EQUIVALE A PROGRESO
La fuerza de la insubordinación honesta se hace patente en las situaciones en que los inconformistas han acabado con sistemas injustos como la segregación.
En Estados Unidos un mínimo de 44.000 pacientes muere cada año por errores médicos evitables.
En 2019 un 22 % de los ciudadanos norteamericanos era incapaz de nombrar un solo poder del estado; y solo un 39 % se sabía los tres. Por no mencionar que la educación física en el colegio solo prevé dieciséis minutos de movimiento corporal por clase, «unos cuantos saltos de tijera y, después, un partido de sóftbol a medio gas.
La manera de mejorar, en estos aspectos y casi en cualquier otro, es reclutar de forma activa a personas validas y disidentes de las injusticias.
Difundir el inconformismo probablemente nos permita hallar soluciones que podrían servirnos y que nadie ha imaginado o tenido los ovarios (o los cojones) de plantear.
Primera razón: la insubordinación honesta neutraliza los sesgos cognitivos
Los seres humanos, nos cuesta emitir juicios racionales. Cuando se nos presenta información que amenaza nuestros principios más profundos, respondemos instintivamente a la defensiva,rechazando los puntos de vista que desentonan con nuestra forma de ver las cosas.
SOLO podemos prestar atención a un número limitado de estímulos a la veZ.
En un mundo con información infinita, nuestros cerebros toman atajos cognitivos y nos someten a los sesgos. Preferimos sentir ciertas emociones y creencias, y evitar
otras. Queremos tener razón. Queremos gustar. Intentamos que validen
nuestra identidad. Nos importan personas concretas por lo que dicen de nosotros.
Defendemos lo que amamos profundamente ante los detractores. Nuestro sentido de la realidad cae en el sesgo y la distorsión.
Los psicólogos han identificado unos cien sesgos cognitivos que nos afectan, divididos en tres categorías.
La primera categoría de sesgos alude a nuestra necesidad de sentirnos parte de un
Endogrupo. Gracias a nuestra experiencia evolutiva, el cerebro nos dice que es mejor evitar por error a un desconocido bondadoso, compasivo y altruista que congeniar por error con alguien peligroso. Emoción. Juramos fidelidad a todo tipo de endogrupos, incluidos algunos basados en la raza, el sexo, la nacionalidad, el estatus, las opiniones políticas e incluso la dieta(vegetariana). A los miembros de nuestro endogrupo, los tratamos mejor que a los forasteros. Les aplicamos un rasero moral diferente, interactuamos más con ellos, sopesamos sus ideas y propuestas con mayor generosidad.
Solemos asociar las ideas desconocidas con los desconocidos que las promulgan, con lo que nos volvemos reticentes a cambiar de opinión.
La segunda categoría de sesgos guarda relación con lo que los científicos llaman «razonamiento motivado», un tecnicismo para decir que no tendemos a barajar los indicios de una forma perfectamente objetiva,
sino en función de la conclusión que esperamos extraer. Que nos confirma lo que creemos saber. Solemos evitar la información que no casa con nuestras opiniones. Solemos codearnos con personas que piensan igual que nosotros.
Engañándonos a la hora de adquirir y procesar información, interferimos con nuestra habilidad para reconocer y aceptar ideas alternativas que nos convendrían más.
La tercera categoría de sesgos atañe a lo que algunos científicos llaman «certeza motivada. El razonamiento motivado alude a «la esencia de una opinión;
[mientras que] la certeza motivada concierne a la “fuerza” de esa opinión» = los humanos solemos sentirnos demasiado seguros de nuestras posturas y no vemos los costes de adoptarlas. Nos creemos lumbreras - creemos estar en lo cierto.
En el mundo real, sostener una tesis tiene unos costes. Invertimos dinero, atención y emoción a nuestras ideas y a su implementación, con lo que nos volvemos más propensos a considerar verdaderas nuestras opiniones.
Nos volvemos más propensos a ello y más seguros de nuestras opiniones a medida que aumenta la incertidumbre.
Diez sesgos que lastran nuestro raciocinio
1. Sesgo de confirmación: solemos preferir la información que concuerda con nuestras opiniones.
2. Efecto laguna de exposición: preferimos las cosas o personas que ya conocemos.
3. Realismo ingenuo: solemos pensar que percibimos el mundo objetivamente,
tal cual es, y que las personas que discrepan de nosotros son ignorantes,
irracionales o parciales.
4. Ilusión del conocimiento: creemos saber lo que están pensando los demás.
5. Sesgo de correspondencia: atribuimos los errores y defectos de los demás a su identidad, pero cuando metemos la pata nosotros, nos apresuramos a culpar a las circunstancias o a la mala suerte.
6. Sesgo de autoconsistencia: solemos creer que nuestras actitudes, opiniones
y conductas son siempre estables, cuando lo cierto es que cambian.
7. Efecto del falso consenso: pensamos que los demás suelen compartir nuestras preferencias, opiniones y conductas más de lo que en realidad lo hacen.
8. Sesgo de autoridad: nos gustan más las ideas que expresa alguien con poder o prestigio.
9. Estereotipo: cuando observamos un rasgo en un miembro de un grupo,
asumimos que algunos o todos los miembros de dicho grupo lo comparten.
10. Prejuicio de punto ciego: nos consideramos capaces de detectar con facilidad sesgos en otros, aunque no reconozcamos los propios.
Entre nosotros vive una hueste de heroicos iconoclastas que se rebelan contra el sesgo. Son los llamados inconformistas.
Si quieres vencer el impulso de pensar en términos extremadamente polarizados o parciales, inocula un poco de positiva discrepancia de la de toda la vida.
La discrepancia dentro de un grupo no está exenta de costes. Los grupos con voces discrepantes discuten el doble que los grupos homogéneos, pues en ellos se intercambian puntos de vista alternativo.
Los grupos homogéneos caen en las garras de férreos sesgos de confirmación.
Buscan información que justifica sus conclusiones prematuras, ignorando
información trascendental que contradice el instinto del grupo.
Si introduces la discordancia, la confianza decrece y aumenta el número de discusiones: un precio relativamente simbólico que pagar por mejorar la resolución de problemas y la creatividad del grupo.
LA IDEA PRIMORDIAL
Cuando hay una sola persona que discrepa en el grupo, sucede algo especial. No
asumes mecánicamente que esa persona tiene razón, sino que te apetece sopesar
bien la cuestión y considerar que puede tener razones de peso para sostener una
tesis contraria.
Al exponerte al punto de vista de alguien que discrepa de ti, te vuelves más hábil a la hora de evaluar la información que respalda tesis contrarias a las tuyas. Dejas de claudicar ante el razonamiento motivado y la confianza y te vuelves más crítico y moderado. La presencia de una voz discordante insta a los miembros del grupo a abandonar los atajos mentales fáciles y a procesar la información de forma elaborada y meticulosa.
Segunda razón: la insubordinación honesta dispara la creatividad.
La exposición a la insubordinación honesta mejora la toma de decisiones creativas, pues estimula el pensamiento divergente.
La creatividad no es un don innato. Es una manera de pensar.
Interactuar regularmente con los inconformistas nos lleva a adoptar una mentalidad creativa. Cuando los rebeldes expresan sin ambages opiniones diferentes y polémicas, los grupos se vuelven mejores que la suma de sus partes.
Tercera razón: la insubordinación engendra más insubordinación.
Por lo general, los actos de insubordinación no seducen de inmediato a la mayoría.
Lo que hacen es plantar semillas de duda que acaban madurando y germinando en
nuevos puntos de vista.
DEBES SER ABIERTO DE MIRAS POR NATURALEZA
Con este estudio sobre los beneficios de la insubordinación, espero
inspirarte de dos maneras. Primero, quiero que seas más rebelde. Que
pienses diferente. Que digas lo que piensas. Que actúes. Y también quiero
inspirarte para que veas a las personas divergentes con una mente más
abierta, en especial cuando discrepéis
LA RECETA PASO A PASO
1.Incorpora a tu equipo a personas que disientan. Exponiéndote al punto
de vista de alguien que discrepa de ti, te prestas a probar la realidad y
cuestionar tus propias opiniones. Con un solo rebelde que articule tesis
alternativas y controvertidas, disminuyen el sesgo de confirmación y el
razonamiento motivado de un grupo y aumenta la producción creativa.
2.Sé paciente. Al principio, a los insubordinados honestos les suele costar
cambiar de actitud al resto. Pero con el tiempo la insubordinación deja
una huella mucho más profunda, y cambia la manera en que la gente se
ve a sí misma, a los demás y al mundo.
3.Ábrete siempre, siempre de miras. No tienes que coincidir con todos los inconformistas. Pero escúchalos, en lugar de aferrarte a tus opiniones
Actuales.
EL RECETARIO DEL INCONFORMISTA
HABLA CON PERSUASIÓN
Cómo convencer a los conformistas escépticos.
Los científicos han determinado que las personas con estatus de minoría, una designación que se aplica por definición a los rebeldes, instigan más fácilmente el cambio si son consistentes en lo que dicen y no son demasiado inflexibles.
Los científicos han llegado a una serie de conclusiones fascinantes sobre cuál es el mejor sistema, para los que albergan opiniones minoritarias, de persuadir a los demás.
Esas técnicas se vertebran en diversas teorías psicológicas, como la teoría de la conversión, la teoría de elaboración del conflicto, el modelo contexto/comparación, el modelo fuente-contexto elaboración y el modelo de probabilidad de elaboración.
He descubierto ciertos principios rectores que pueden usar los rebeldes para maximizar su potencial de persuasión. Si ignoras estos principios, el fracaso está asegurado.
Hay cinco principios esenciales que los rebeldes pueden utilizar para maximizar el
potencial sugestivo de su mensaje.
PRINCIPIO 1: ABORDA LA CUESTIÓN DESDE DENTRO
Atención, rebelde: es más probable que el público te escuche si te ven como un miembro de su endogrupo, y no como un intruso.
Cuando un miembro de un endogrupo difiere del resto, esa voz disonante despierta una chispa de curiosidad en la mayoría. Acaba avivando la innovaciónatrayendo el foco sobre nuevas ideas.
Si antes de hablar dedicas un tiempo a entablar vínculos comunes con las personas que han de escucharte —y en especial, a respaldar las normas del grupo y una
identidad de grupo positiva—, acumulas lo que las ciencias sociales denominan «créditos de idiosincrasia». Se acumula capital cultural, por así decirlo. Y al proponer ideas innovadoras, se puede «gastar» ese capital cultural para conseguir el respaldo de los otros miembros del grupo.
PRINCIPIO 2: DESPIERTA SU CURIOSIDAD, NO SU MIEDO.
Como insubordinado honesto, debes adoptar una estrategia de conciliación y un tono amistoso. No vejes, culpes ni hieras a entusiastas del statu quo. Debes ver a los exponentes de la ortodoxia como futuros aliados.
PRINCIPIO 3: PROYECTA UN AURA DE OBJETIVIDAD.
Como rebelde, tendrás muchas más posibilidades de atraer a oyentes receptivos si estos adoptan una mentalidad de promoción. Para reforzarla, identifica claramente cuándo estás aportando hechos constatados y cuándo estás simplemente expresando una opinión. Haz hincapié en el conocimiento objetivo. Insiste para que
los oyentes vean que, en vez de aferrarse a ideas mayoritarias que quedaron anticuadas hace tiempo, les puede convenir más seguir un camino nuevo y mejor.
PRINCIPIO 4: PROYECTA UN ALTRUISMO VALIENTE
Normalmente, los demás nos parecen más de fiar si los vemos como personas heroicas y atrevidas. Los rebeldes pueden alterar las percepciones si hacen «alarde» de su coraje, de modo que se vuelvan patentes los sacrificios y costes personales que conlleva destacar de la multitud.
Si discrepas, muestra solidaridad con la mayoría cuando está presente un argumento convincente. Así conseguirás «crédito» por tu simpatía y podrás gastarlo en alguna discusión futura, cuando discrepes con mayor vehemencia. Solemos otorgar una mayor credibilidad a los que discrepan de nosotros cuando pagan un claro coste económico por expresar ideas controvertidas.
Cuando expongas tu opinión, exhibe tu vulnerabilidad psicológica. Di en voz alta: «Me incomoda muchísimo discrepar».
PRINCIPIO 5: SÉ CONSISTENTE, PERO TAMBIÉN FLEXIBLE
Los mensajes sólidos y consistentes son el factor decisivo para saber si la insubordinación honesta hará que los demás cambien de opinión.
Los auténticos creyentes no pueden coger y obligar a los demás a transigir con sus ideas, a menos que quieran ofender a quienes los escuchan y sembrar el miedo.
Para ti, algunas causas pueden ser tan importantes que estés dispuesto a morir por ellas. Otras, no tanto. Aprende a diferenciarlas y sé coherente.
Cuando persigues metas importantes, la consistencia es vital. Los rebeldes se tienen que aferrar obstinadamente a sus posiciones y deben proyectar un frente unido como grupo. Una sola deserción pone su credibilidad en entredicho. En aquellas cuestiones que te parezcan menos importantes, intenta ceder.
EL CAMBIO ES POSIBLE, SI LE ABRES LA PUERTA
LA RECETA PASO A PASO
1.Invierte energía en establecer vínculos con otros miembros del grupo, avalando las normas del grupo y sumando a la identidad positiva del mismo. Acumularás lo que las ciencias sociales llaman «créditos de idiosincrasia» y podrás «gastar» ese capital cultural en apoyo social y en oportunidades para hacerte oír.
2.Exhibe tu valentía. Los insubordinados honestos pueden alterar la percepción que se tiene de ellos haciendo gala de los sacrificios que han hecho para acabar con el sistema. Por supuesto, no te pases o te saldrá el tiro por la culata.
3.No esperes dejar a todo el mundo ojiplático la primera vez que expreses una idea inconformista. Por lo común, las reacciones a una nueva idea no es ni positivas ni negativas, sino ambivalentes. Si te rebelas y siembras suficientes dudas sobre el saber popular, las personas que te escuchan podrían ser proclives a dar una oportunidad a tu idea.
ATRAE A GENTE QUE TE CUBRA LA ESPALDA
Cómo librarnos de parte de la presión mientras desafiamos el statu quo.
No hace falta que cambies el mundo tú solo. Haz una lista con los aliados en quienes confíes para que te ayuden a superar los malos momentos.
PRINCIPIO 1: SACA EL MÁXIMO DE TU CAPITAL SOCIAL
Según la ciencia, te valdría más buscar aliados que puedan elevar tus capacidades intelectuales o emocionales. ¿Esa persona te aportará ideas y saber?,
¿gracias a ella podrás formular mejores preguntas?, ¿te ayudará a resolver problemas o a conocerte mejor a ti mismo? Si es así, es un gran candidato para convertirse en tu aliado, al margen del dinero o del poder que posea.
La manera más rápida y efectiva de estirar y afianzar el yo es por medio de las relaciones.
Busca a personas que te complementen, socios que sean interesantes, que te pongan en aprietos y que sean una fuente de iluminación. Lo mejor es rodearte de personas que te hagan estallar la cabeza, en el buen sentido, con su habilidad para ofrecerte nuevas ideas y puntos de vista.
Cuantos más aliados tengas que puedan ayudarte a abordar diferentes necesidades emocionales, mayor será tu satisfacción vital y, posiblemente, tu empaque como rebelde.
La prueba de las emociones-relaciones:
¿En tu vida hay personas que te puedan ayudar a regular emociones importantes?
Entre tus vínculos, ¿en quién puedes confiar para que:
• te alegre el día?
• te aporte energía?
• te apacigüe hasta que recuperes la calma?
• saque tu instinto alegre?
• te compadezca los días tristes?
• combata la opresión contigo, codo con codo?
• te haga reír?
• discurra contigo en debates profundos e inteligentes?
Con suerte, conocerás a gente que te puede ayudar en cada uno de esos aspectos.
Aunque puedes empezar una rebelión tú solo, con un grupo variado de amigos con aptitudes y tendencias emocionales concretas puedes dejar una huella imborrable.
¿Es tu amigo un estimulante neto positivo?
Cuando socializa, ¿se implica mental y físicamente?
Las personas estimulantes no solo fingen que te escuchan. Muestran un interés genuino en los demás y en los gustos ajenos.
¿Antepone el crecimiento de la relación?
A las personas estimulantes les preocupa la gente. No tratan a los demás
como medios para lograr un fin.
¿Mantiene los compromisos que adquiere?
No hay mejor forma de decepcionar a alguien que prometer algo y luego no
cumplirlo. A las personas estimulantes ni se les pasaría por la cabeza.
¿Busca posibilidades? ¿O solo encuentra trabas?
Las personas estimulantes no son gafes que echan por tierra cada idea
brillante que se te ocurre. Son personas que empiezan cada frase con un: «Sí,
y además...».
Cuando surgen desavenencias, ¿se muestra curioso o se pone a la defensiva?
Las personas estimulantes no necesitan ganar todas las discusiones. «Hum — piensan—, es posible que no lo sepa todo.» Y cuando se mantienen en sus trece, no fuerzan a los demás a cavar una trinchera.
¿Utiliza bien sus conocimientos y habilidades?
En lugar de buscar una solución deprisa y corriendo o dominar una conversación para exhibir su intelecto, las personas estimulantes están encantadas de que las ideas se vayan forjando solas a través de la colaboración.
¿Es propenso a generalizar? ¿O a individualizar?
Más que exigir a los demás que acepten su filosofía, las personas estimulantes atraen a los demás a diálogos y proyectos, encontrando oportunidades para que puedan contribuir. Más que asumir lo que necesita
una persona durante sus malos momentos, preguntan si en realidad prefieres que te escuchen o te echen una mano. Procuran adaptar la conversación a las personas que tienen personalidades y preferencias particulares para explotar
el potencial de los demás.
La ansiedad social es muy normal, sobre todo en las fases iniciales de una relación. Si eres un rebelde en busca de aliados, espera a que se disipen tus miedos al rechazo antes de hacer una intentona con un posible aliado deseable. O ármate de coraje y lánzate a la piscina a pesar de tus miedos.
DE ESNOBISMO NADA,
¡EL OBJETIVO ES CRECER!
A diferencia de las personas que solo piensan en su estatus, los que buscan crecer ven las interacciones sociales con desconocidos como un desafío apasionante y una
oportunidad para expandir horizontes. Estate atento a oportunidades para aprender de personas con historias diferentes a la tuya, o que hayan aprendido cosas
distintas. Cada vez que te expongas a una nueva persona o idea, puedes desarrollarte y crecer como persona. Puedes elegir. En lugar de intentar desesperadamente impresionar a todo el mundo con tu inteligencia y sabiduría, trata de buscar maneras de cultivarte y crecer. Te volverás más fuerte y más sabio y te tendrán por alguien mucho más simpático y atractivo.
PRINCIPIO 2: CABALGAD JUNTOS PARA SUPERAR LOS MALOS MOMENTOS
Los buenos amigos: (1) te acompañan cuando necesitas apoyo emocional; (2) se ofrecen a ayudarte en momentos de necesidad; (3) te defienden cuando no estás presente; (4) confían en ti y te cuentan cosas; (5) se esmeran por que seas feliz con ellos; y (6) comparten sus logros y éxitos. Al infringir estas reglas, las amistades
se desintegran.
Los animales sociales están llamados a conectar a través del dolor. En una amistad, tu dolor es mi dolor. la confianza surge al afrontar adversidades con otros.
Los desconocidos que afrontan un puñado de arduas tareas juntos sienten una mayor conexión que los que colaboran en
trabajos sencillos.
Si quieres sumar aliados a tu causa, no receles de afrontar problemas difíciles y compartir momentos penosos juntos. En la medida de lo posible, no dudes en
afrontar la adversidad junto a otros. No es fácil mostrarnos vulnerables con los demás, pero al hacerlo nos sentimos conectados y valientes.
«Es patético que tengamos que dedicar tantos esfuerzos a intentar parecer fuertes ante el mundo cuando, en verdad, solo al revelar esas partes un tanto embarazosas, tristes,
melancólicas y ansiosas de nosotros mismos conseguimos devenir atractivos para los demás y convertimos a los desconocidos en amigos
PRINCIPIO 3: BUSCA EL EQUILIBRIO ENTRE CONFORMIDAD Y ORIGINALIDAD
Las personas se definen tanto por quiénes son como por los grupos sociales a los que pertenecen. Cuando nos identificamos como parte de un grupo social, intentamos satisfacer dos necesidades psicológicas contradictorias.
Primero, tenemos que sentir que encajamos y pertenecemos. Y segundo, queremos sentir que no somos prescindibles, copias exactas de otros miembros del grupo. Queremos saber que hemos vivido una serie de experiencias distintas y que hemos adoptado una personalidad distinta.
Queremos ser nosotros mismos, aportar nuestras perspectivas, nuestras
experiencias y nuestros puntos de vista únicos. Por más maravillosa que sea esa sensación de camaradería, nunca queremos perder de vista quiénes somos, qué pensamos y qué nos preocupa dentro de un grupo.
Una manera de aumentar el sentido de pertenencia es conectar con los miembros del grupo en algunas cuestiones comunes.
Las cosas que nos pasan en el momento y que se comparten también fortalecen el sentido común de pertenencia.
¿Qué significa para ti la amistad?»; «Si supieras que ibas a morir repentinamente dentro de un año, ¿qué es lo que
cambiarías y lo que no en tu forma de vivir?»; «¿Qué cosas te han salido fatal y, aun así, has sacado de ellas algo de valor?».
Y no te olvides de preguntar sobre el futuro
«¿Qué harías si ganaras la lotería?»; y «¿Hay
algo que lleves mucho tiempo soñando con hacer? ¿Por qué no lo has hecho?».
Dieciocho trucos para suscitar en los demás una rápida sensación de pertenencia
1. Trata a los demás mejor de lo que esperan.
2. Presta toda tu atención a los demás cuando hablen e interrúmpelos mostrando Interés ¿y qué más? ¿Por qué crees que fue? ¿Qué habrías hecho de otra manera?
3. Después de hacer una pregunta, escucha la respuesta.
4. Aporta energía y entusiasmo a la conversación.
5. En lugar de preguntar cómo puedes ayudar, ayuda.
6. Haz un esfuerzo por sonreír o reírte cuando alguien intente ser gracioso.
7. Procura por todos los medios dejar el móvil a un lado antes de entablar una conversación.
8. Ignora los mensajes y las llamadas cuando estés con alguien.
9. Cuando hables, intenta no volver la cabeza cuando pase otra gente.
10. Busca un momento para hacer el tonto, aunque solo sea con un efecto sonoro.
11. Destaca las cosas que te gustan de la persona con quien estás.
12. Describe las cosas que hizo la otra persona que te gustaron.
13. Si pensaste en alguien mientras hacías algo divertido o relevante, díselo luego
a esa persona.
14. Comparte cosas que sepas y que creas que le podrían interesar a esa persona.
15. Cuenta chistes sin burlarte de nadie.
16. Sé comprensivo cuando la otra persona comparta algo raro o peculiar sobre sí misma.
17. Revela cosas apasionantes de ti, como lo que buscas, tus envidias, lamentos o sueños.
18. Expresa los sentimientos positivos que alguien ha despertado en ti, tanto en el mismo momento como más tarde.
Cuando pedimos a alguien que se plantee en qué se diferencia del resto del grupo, le instamos a que rompa las cadenas y vaya a lo suyo
Otra estrategia es promover gestos pequeños pero notorios de discrepancia.
Anima a la gente a expresar en público sus gustos
personales extraños en lo tocante a la música, la literatura y los pódcast.
Instaura una cultura en que la gente busque sistemáticamente la diversidad de opinión como proceso integral de la toma de decisiones.
Para unir a un grupo de aliados, merece la pena considerar las necesidades psicológicas de las personas. Ayudando a los demás a que se sientan parte de un grupo y que se sientan personas únicas, los ayudamos a crecer y, por ende, a
mantener su interés por seguir aportando como aliados. Mantener ese equilibrio no es flor de un día. Hay que perseverar y prestar atención a los cambios en la conducta
individual, las normas del grupo y los éxitos y fracasos del colectivo.
LA RECETA PASO A PASO
1-Apóyate en los aliados. Rodéate de personas que puedan complementar tus aptitudes, tus puntos fuertes y tus puntos de vista; así podrás mejorar y librarte de parte del esfuerzo necesario para desafiar el statuquo.
2-Genera confianza con los aliados mostrándote vulnerable. La confianza brota a medida que afrontamos adversidades con otras personas. Si quieres sumar aliados a tu causa, abordad problemas difíciles y compartid momentos penosos. El dolor compartido actúa como argamasa social.
3-Cuando forjes alianzas, cuida de las necesidades psicológicas dobles y opuestas de los miembros de cada grupo. Ayuda a la gente a sentirse segura de su pertenencia al grupo y valorada por expresar su punto de vista. Subraya que lo que distingue a un miembro ideal no es la conformidad, sino la discrepancia para hacer mejor al grupo. Procura satisfacer regularmente estas dos necesidades psicológicas y motivarás
a la gente para que haga aportaciones inigualables.
GENERA ENTEREZA MENTAL
Cómo gestionar las emociones negativas y el dolor del rechazo cuando uno se rebela
Sé ambicioso para encontrar un sentido a la vida.
¿Qué tipo de persona quieres ser en verdad?
«INTENTA CONVERTIR TUS PASIONES EN UN TRABAJO”
Pon el énfasis en definir los proyectos personales en los que estás trabajando ahora mismo y que te gustaría seguir haciendo.
Si de verdad quieres maximizar los resultados en pos de objetivos personalizados y definidos, revela esa información a un público formado por personas a las que respetes, admires y cuya opinión importe.
«¿Qué podría aparecer hoy en el camino hacia la consecución de mis metas? ¿Y qué voy a hacer?». Necesitas planes alternativos, así que procura prever los diversos caminos disponibles a medida que inviertes energía para lograr tus objetivos. En resumen, espera lo mejor, pero prepárate para lo peor.
REBÉLATE DE TODAS FORMAS
Los rebeldes con flexibilidad psicológica poseen una habilidad encomiable para discrepar a pesar del dolor.
Aprenderás a prescindir enseguida de viejos patrones y prejuicios y a adoptar nuevos comportamientos más sanos.
El quid, por simple que parezca, es cuestionarlo todo.
Al someter tus suposiciones a análisis frescos, abrimos nuevas puertas a la creatividad y a la insubordinación honesta.
GANA CON RESPONSABILIDAD - Cómo prevenir la hipocresía moral cuando te conviertes en la nueva Mayoría -
¿qué parte de la psicología humana alimenta ese fervor?
Los investigadores han descubierto varios factores psicológicos interrelacionados que avivan los impulsos tribales de los inconformistas que han salido victoriosos.
Tras tanto sufrimiento, tu propia identidad como rebelde se endurece y resulta difícil perdonar a los que te menospreciaron y te maltrataron. ¿Por qué tener nada que ver con la antigua mayoría?
Los trasvases de poder alteran la forma en que la nueva mayoría y la minoría perciben la identidad del grupo.
Aunque podamos sentirnos alejados de otros en ciertos aspectos, casi siempre podemos encontrar identidades no ideológicas que nos unen gracias a intereses comunes, circunstancias vitales o experiencias pasadas.
LA PESADILLA DEL REBELDE
«Las atrocidades solo sirven para reforzar la certeza total con que los ideólogos se aferran a sus convicciones e imponen su propósito».
La hipocresía se asienta justo después de un cambio de poder en el seno de un grupo.
Para seguir empatizando con los demás, comprométete con dos principios clave del liderazgo. Detén las medidas o reglas que degraden o traten injustamente a la minoría; prescinde de las medidas que brinden privilegios extra a la mayoría.
Salvo que los defensores de los grupos históricamente oprimidos aclaren sus metas, es probable que sus actitudes cambien al hacerse con el poder, reforzando la suerte de sus propias tribus y denigrando los ideales de igualdad y justicia por los que tanto tiempo han luchado.
La influencia debería provenir de nuestro intelecto y sabiduría, no del color de piel, del género, del origen socioeconómico, de la orientación sexual ni de cualquier otra diferencia percibida. Abramos la puerta a un discurso rico en que las ideas de cada uno puedan juzgarse en función de sus méritos, y en que se promuevan el escepticismo y la insubordinación de todo tipo.
Tenemos que procurar no convertirnos en lo que antes despreciábamos.
La actitud de decir: «Puedo decir lo que quiera, a quien quiera y como quiera», es muy problemática, lo diga quien lo diga.
Reflexiona sobre cómo el poder puede corromper la autoconciencia. Cultiva el pensamiento crítico.
CÓMO SACAR PROVECHO DE LA DESOBEDIENCIA
Nos aferramos a nuestros sistemas de creencias como a una tabla de salvación, sobre todo si poderosas autoridades los promueven, ya que aportan estructura y significado a nuestras vidas.
Cuando los adultos sienten ansiedad por no saber gestionar una situación, rehúyen la creatividad y se aferran a lo conocido.
Arraigado en las psicoterapias cognitivas conductuales más fiables, el autodistanciamiento nos insta a alejar la mirada y observar de un modo más objetivo la imagen general de lo que está sucediendo, incluidos los participantes y sus puntos de vista.
Al escuchar las ideas de un rebelde honesto, el autodistanciamiento consta de dos pasos clave. Primero, concreta cuál es tu desafío como oyente. Cuando un inconformista cuestiona tu punto de vista y ofrece una alternativa, te forjas tus primeras impresiones acerca de ese inconformista en función de una serie de factores: su pertenencia a tu endogrupo, su aspecto físico (edad, raza, sexo, género, altura, peso, atractivo físico), su popularidad (poder y capacidad para gustar) y su personalidad (como la volatilidad emocional, el entusiasmo y la educación). Admite lo difícil que
resulta escuchar el mensaje de esa persona con una mente abierta por culpa de tus prejuicios, y por culpa del típico y viejo impulso que sientes de adherirte al statu quo.
Procura adoptar una mentalidad más abierta.
Intenta contextualizar esos pensamientos en tercera persona.
Para superar sesgos personales, describe lo que está sucediendo en una situación con carga emocional como si te estuviera observando alguien.
Procura entender lo que piensas y sientes usando el pronombre «tú» y «[tu propio nombre]» tanto como puedas.
No pasa nada por hablar de ti, pero tienes que hacerlo como si fueras un observador completamente ajeno a todo.
Los psicólogos nos piden que usemos el autodistanciamiento para valorar nuestras emociones en tercera persona y luego ahondar más, probablemente en las razones ocultas de esos pensamientos o emociones.
Te puedes convertir en tu propio amigo resuelve problemas. ¡Solo tienes que cambiar la forma en que te hablas a ti mismo
Tenemos que vencer el instinto de rechazar lo nuevo, y la solución es evocar una imagen vívida de un futuro alternativo.
A su vez, da pie a una menor ansiedad, menos actividad cardiovascular y tensión, más saber y una mayor capacidad para tomar medidas en clave positiva. Las personas que se autodistancian se vuelven más cómodas con aquello que les incomoda. También se vuelven más humildes a nivel intelectual y más receptivas a las ideas de personas con
ideologías contrarias.
Los estudios han demostrado que días y semanas después de adoptar está práctica, las personas procesan mejor el dolor psicológico y físico, lo cual les ayuda a encontrar un mayor sentido a las cosas tras tomar decisiones difíciles.
Creemos que sabemos más de lo que sabemos realmente.
Añadir siglas y títulos a nuestro nombre por medio de una licenciatura, un permiso o un certificado profesional nos hace sentir excesivamente competentes con lo que
encubrimos nuestras deficiencias intelectuales, tanto si es la limitación cognitiva como si son los puntos débiles, los sesgos partidistas nos atrincheramos en ideas porque nos identificamos con lo que creemos saber.
Si pensamos que ya sabemos lo suficiente para hacer valoraciones y tomar decisiones cimentadas, no aprenderemos. Seremos menos sabelotodos si cultivamos la más valiosa de las virtudes: la curiosidad.
Los más curiosos no solo persisten más con las cosas que les cuestan, sino que rinden mejor y se cansan menos. Pedir a un sujeto que describiera una experiencia pasada en que había sentido curiosidad, su energía mental y física aumentaba un 20 %. Tanto la inteligencia como la tenacidad y la energía son relevantes cuando tratamos de vencer la resistencia y escuchar a los insubordinados honestos.
Pasamos más tiempo explicando nuestras posturas que pensando en lo que nos pueden ofrecer.
No es difícil cultivar la curiosidad: simplemente plantea más y mejores preguntas.
Intentar demostrar lo inteligente o competente que eres y detallar la lógica de por qué tienes tanta razón y tu interlocutor, tan poca, intenta pedir a esa persona que reflexione y explique cómo articula sus ideas: Di esto: «Me interesa lo que Mejora tus aptitudes interpersonales dejando claro que el objetivo de la conversación es aprender, no persuadir hacer más preguntas ayuda. Pero importa mucho más el tipo de preguntas que haces.
Hacer más preguntas sobre lo que interesa a alguien demuestra que estás prestando atención y que quieres entenderlo.
Demuestra tu interés. Demuestra que escuchas y reaccionas. Demuestra que quieres más información porque te han inspirado o intrigado.
Indica que te interesa lo que le gusta a esa otra persona -141-
La mayoría queremos interlocutores que muestren interés en lo que sentimos o pensamos, en lo que nos molesta, nos intriga y entusiasma.
Para reinar en las conversaciones, hay que ser menos egocéntrico.
Habla menos y pregunta más. Cuando preguntes el porqué, hazlo con curiosidad, sin juzgar.
LA INTOLERANCIA
Reconocer esta dinámica nos conduce a otra estrategia que podemos utilizar para ser más receptivos a las ideas inconformistas: la «humildad deliberada» consistente en recordarnos nuestros defectos y limitaciones.
Si practicamos la humildad deliberada, podemos abrirnos más a las ideas divergentes.
Las personas que han superado un proceso mental así salen siendo más humildes, compasivas y pacientes y menos críticas consigo mismas y los demás
Para interactuar mejor con los insubordinados, practica el
Autodistanciamiento.
Cultiva la curiosidad.
Para ser más sensible a las ideas inconformistas, practica la
«humildad deliberada.
APRENDE DE LOS EXCÉNTRICOS - Cómo fomentar culturas propicias para los rebeldes dentro de los grupos. –
LA IDEA PRIMORDIAL
Para maximizar la inteligencia colectiva de un grupo, erige una cultura que reafirme ciertos valores: autonomía, pensamiento crítico, libertad de opinión y el deseo de buscar información útil venga de donde venga.
«Voluntad de invertir esfuerzos para entender bien el mundo, incluyendo la tarea del grupo o la decisión que hay que tomar en un momento dado.
Si presides una reunión, empieza comentando cuál es la mejor manera de hablar con otros participantes y de responder a los mensajes ajenos.
Especifica qué es lo que aprecia el grupo y lo que no.
Expon en un lugar destacado una lista de reglas que los miembros del grupo han de tener en consideración al hablar, escuchar, interactuar y decidir.
El participante solo tiene tres oportunidades de hablar por sesión, salvo que alguien les pida específicamente que participen para que compartan su conocimiento superior en algún tema. Es preferible que no haya unas cuantas personas hablando por los codos y monopolizando la conversación. Es mejor que las voces diversas lo tengan más fácil para intervenir. Prepara una hoja de una página para que los miembros la lean y la firmen antes de que el grupo se reúna.
• Para que la gente se comprometa más con la autonomía, con el pensamiento crítico y con buscar información nueva y útil, pídeles que mencionen cosas que han hecho en el pasado o que han visto hacer a otros y que encajen con esos valores.
• Pide a los miembros del grupo que formen parejas y comenten cosas que harán o dejarán de hacer en las reuniones para demostrar su compromiso con cada valor. Cuando públicamente te comprometes a actuar de un modo específico, es más probable cumplir los valores.
• Deja tiempo para reflexionar y deliberar. No presiones a la gente para que tome decisiones con rapidez.
• No permitas que el estatus y el poder influyan tanto a la hora de decidir quién habla, cuánto tiempo habla y qué opinión importa más. Enseña a los miembros de mayor estatus y popularidad a sacar partido de los comentarios de gente con menos estatus o poder. Recuerda a todo el mundo que las buenas ideas pueden venir de cualquiera. Una vez
concluido un proyecto o iniciativa, ratifica estas normas detallando exactamente quién compartió las ideas, quién aportó ideas que fueron desarrolladas y quién, en consecuencia, mejoró el producto final.
• Cuando el grupo acabe de conversar, pide a la gente que reflexione sobre varias cuestiones: ¿cuál es la mejor idea que has aprendido hoy de otros? ¿Hay algo que no entendiste del todo y que solo podrías aclarar preguntándoselo a otro? ¿Qué puedes sacar del proceso de recogida de información que se dio durante la reunión para que tu respuesta intelectual sea mejor la próxima vez
Si prevés proactivamente diferencias de opinión, es más
plausible que entiendas y aprecies la razón de las discrepancias
Podemos aprender a relativizar mejor entrenándonos a observar el mundo —y en particular, los argumentos de los inconformistas— de forma más objetiva.
Llevar la razón hace las delicias del ser humano. Nos partimos el pecho por encontrar, ignorar y tergiversar información para respaldar lo que ya pensamos.
Debemos crear grupos que sepan extraer conocimiento de las personas diferentes.
El método más efectivo para lograrlo es educar a los niños desde una edad temprana a romper con las masas y convertirse en rebeldes honestos.
Trata a los rebeldes como colaboradores de inestimable valor
Oponte al sesgo de confirmación.
No dejes de afianzar normas que permitan la discrepancia y que la acepten cuando sea expresada.
CÓMO CRIAR A NIÑOS INSUBORDINADOS
Tenemos que esforzarnos por criar a una nueva generación de jóvenes que sientan el arrojo suficiente para discrepar, desafiar y apartarse de las normas y los criterios
problemáticos en aras del progreso.
Poner el listón alto y subrayar el potencial de los estudiantes propulsa su rendimiento, en especial cuando los jóvenes pertenecen a grupos marginados o estigmatizados.
Para discrepar del saber imperante, los niños deben creerse capaces de cambiar el mundo.
Ayudar al niño a minimizar lo que los psicólogos llaman «dudas de pertenencia.
Hay estudios que demuestran que los niños aprenden mejor y están más motivados para superar desafíos y encontrar rutas alternativas para vencer atolladeros cuando participan en proyectos que les interesan personalmente
En la vida de los niños ya hay suficientes adultos diciéndoles lo que tienen que hacer.
Quieren adultos que simplemente los escuchen sin meter baza con anécdotas o información.
La ciencia ha demostrado que los jóvenes exploran y descubren mejor cuando están al timón y cuando se les deja resolver los problemas por sí mismos.
No hay mejor manera de consolidar el aprendizaje ni de comprender las cosas que verbalizarlas y explicarlas a un igual muy interesado en el tema.
Lo que pueden decir y hacer los adultos para afianzar la autonomía
1. No sermonees a tus hijos. En vez de eso, escúchalos. Demuéstrales que lo que dicen importa. Deberías reexpresar lo que dice un niño con tanta claridad e intensidad que respondan: «Jolín, ojalá me escribieras lo que tengo que
decir».
2. Deja que los niños disfruten de su independencia, dándoles espacio para resolver problemas y enigmas a su manera.
3. Da a tus hijos muchas ocasiones para hablar. Aunque sus argumentos estén muy mal hilados, busca la idea clave y corrobórala. Cédeles el turno de palabra cuando estén con otros adultos.
4. Detecta las señales de que están mejorando o adquiriendo una habilidad y destácalo. Intenta conectar lo que hacen con sus objetivos personales.
Podrías decir algo así como: «¿Ves?, ¡en un abrir y cerrar de ojos estarás haciendo ollies con el monopatín!», o «Has sonado como un futuro veterinario».
5. No les des órdenes a diestro y siniestro. Anímalos en su esfuerzo, entreverando frases como: «Ya lo tienes», o «Casi», o recordatorios de lo que han conseguido en el pasado: «Tú sigue insistiendo y recuerda que la última vez mereció la pena tu esfuerzo».
6. Cuando estén atascados con un problema, no les ofrezcas soluciones; dales pistas útiles: «Quizás podrías...», o «Tal vez te costaría menos si empezaras con...». Recuérdales que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje.
7. Admite el punto de vista y la experiencia de tus hijos. Ten en cuenta la dificultad de la tarea. Recuérdales cómo fue para ti al principio. Explica por qué no les estás dando la respuesta: «Lo recordarás mucho mejor y durante más tiempo si lo solucionas tú solo».
8. Evita usar términos como «deberías», porque dan a entender que hay una manera correcta y una incorrecta de encontrar soluciones. Que experimenten y lleguen a sus propias conclusiones.
PARA FORMAR REBELDES: AYUDA A TUS HIJOS A DETECTAR LAS
MENTIRAS
Para criar a jóvenes rebeldes, debes ayudarlos a potenciar su pensamiento crítico para que estén más alerta a las ideas chorra cuando aparezcan. Enseñarle a recibir la información con aplomo, pero con ánimo de verificarla.
Los padres y maestros pueden fomentar el pensamiento crítico
haciendo preguntas para hacer reflexionar a los niños cuando emiten juicios
aparentemente erróneos o imperfectos.
Debería haber asignaturas en las que los alumnos no solo
recibieran información de forma magistral, sino en las que hubiera que aprender, escribir, pensar y comentar las ideas más polémicas de la sociedad.
¿Confías demasiado en figuras de autoridad?» Ni los títulos pomposos, ni la edad ni los años de formación implican que los expertos nos estén dando información fidedigna. Corrobora lo que dicen. Busca y lee la información exacta a
partir de la cual extraen sus conclusiones. Comprueba si están exagerando o malinterpretando los datos.
2. «¿Algunos supuestos expertos ocultan alicientes para defender ciertas afirmaciones?» No te fíes del todo de la gente que desea con mucho fervor que una premisa sea cierta. No confíes en personas cuyo sueldo depende de una conclusión
concreta. Vigila con los conflictos psicológicos de interés, situaciones en que la gente invirtió una cantidad sustancial de tiempo, energía y dinero para llegar a un resultado
particular. Cuidado cuando la gente parte de la conclusión deseada y luego deshace el camino para encontrar pruebas que la respalden y desechar los indicios que la contradigan.
3. «¿Quién está hablando anima a debatir?» Recela siempre del que presente una idea y rechace preguntas, comentarios y contraargumentos críticos. Hasta que
descubras que algo es cierto, sigue siendo una hipótesis. No asimiles las ideas hasta que se produzca un debate genuino, y busca ese debate. Cuando lo hagas, actúa
como juez, editor o científico, no como un abogado que intenta «ganar» el caso. El fin no es elaborar una hipótesis que se demuestre cierta; es separar la realidad de la
ficción, el ruido de la señal.
4. «¿La información encaja con cómo funciona el mundo?» Aunque ser abierto de miras es una virtud, hay posibilidades menos plausibles que otras. Observa si un
dato o una explicación exige dar múltiples saltos mentales. Cuando detectes inconsistencias en una cadena de argumentos, asume que debes ser escéptico.
5. «¿Hacia dónde señalan los indicios más concluyentes?» Es difícil resolver las cuestiones más grandes y enrevesadas con un solo estudio u observación. Si varias líneas de investigación apuntan en la misma dirección, nuestra seguridad aumenta.
Si diferentes personas recogen pruebas de forma independiente y diferente, nuestra seguridad se dispara aún más. No te dejes seducir de inmediato por una única
persona o trama convincente; busca datos independientes que la constaten.
6. «¿Existen pruebas corroborables?» Ten cuidado con la gente que alega historias convincentes y emocionalmente intensas como pruebas; y vigila con los argumentos presentados de un modo que impide probar su legitimidad.
Yannis Hadzigeorgiou, de la Universidad del Egeo, dedicó diez años a probar la tentadora hipótesis de que enseñar a los niños sobre el proceso de descubrimiento científico los debates intelectuales entre científicos, las emociones que sienten durante su labor, las relaciones sociales que entablan y la política de la ciencia— los ayuda a valorar más las disciplinas CTIM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
ENSEÑA A SER VALIENTE
Cuando alguien supera un obstáculo, exhibe coraje personal.
Mostrarse tal y como uno es en realidad, cuando la mayoría aún no está de tu lado.
Enseña a los niños varias formas de coraje. Dótalos del lenguaje para describir en qué aspectos ellos también son valientes.
Si nuestra especie quiere sobrevivir, todos tenemos que enderezar a lasiguiente generación para que sean más aptos que nosotros en el inconformismo.
Fomenta la sensación de autonomía de tus hijos.
Desarrolla el pensamiento crítico de tus hijos.
Enseña a los niños diferentes tipos de coraje y dótalos del lenguaje para describir su propia valentía.
TU PRÓXIMA PROEZA REBELDE / Los primeros pasos con el recetario del inconformista.
Actualmente nos apremia una necesidad existencial de saber otro tipo de cosas: cómo desatar el progreso por medio de la insubordinación honesta.
Si millones de nosotros seguimos estos pasos, erigiremos una sociedad más segura, próspera, dinámica y equilibrada.
El acto de defender ideas que podrían mejorar la longevidad y la vitalidad de los grupos acarrea un precio para el rebelde y, a corto plazo, desestabiliza los propios grupos.
Antes de empezar a cambiar el mundo, dedica un tiempo a impregnarte del dilema que afrontan cada día las personas que disienten del statu quo.
Para que una idea influya al máximo número de personas, tienes que plantarla poco a poco y metódicamente.
Acostúmbrate a gestionar las ideas, sensibilidades y sensaciones corporales incomodas.
Cuestionar la ortodoxia te pone a prueba a nivel mental, físico y emocional.
Sé fiel a tus principios en todo momento.
Cuando descubras información nueva, que no te cueste cambiar tu manera de pensar.
La belleza de la humildad y la curiosidad es que sosiegan.
El inconformismo es una parte vital del ser humano, un posible fruto de nuestro individualismo natural.
Lo que más beneficia al mundo no es lo que compartes con otros, sino lo que te diferencia.